Hablamos ayer sobre la comprobación de la
inexistencia de una isla.
Y lo medité y lo encontré inaceptable…
Si permitimos que unos señores científicos vengan
alegremente y nos digan que una isla ya
no existe y la tenemos que borrar del mapa, pronto tendremos que aceptar que
otras tampoco existen, y un buen día nos encontraremos con un océano tan
inmenso como vacío.
¿Y si los que no existen son en realidad los que nos
quieren convencer de la inexistencia de la isla? ¿Quién nos dice que hay un buque
científico Southern Surveyor y
que fue hasta allí y no encontró nada? ¿Y si acaso mienten para guardarse un
inmenso tesoro? ¿Y si en realidad quieren borrar la isla porque está llena de
doncellas de sueño y seres fabulosos?
No, no, no señores, no nos rindamos: ¡que nos
devuelvan a “Sandy”!
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