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Para dar por finalizado, al menos
momentáneamente, este tema, comentamos la versión inversa: no una hoja en
blanco sino en negro...
En la obra de Laurence Sterne “La
vida y las opiniones del caballero Tristam Shandy”, entre varias
rarezas y originalidades podremos encontrar una hoja totalmente en color negro sin
otra escritura, en señal de duelo por la muerte de un personaje...
Venimos hablando sobre páginas en blanco.
Recordamos las “hojas de cortesía”,
esas páginas que las editoriales dejan (antes más que ahora) dejan al principio
y fin de cada libro.
Son para que el bibliotecario deje
indicaciones, para que el librero ponga precio, para que los lectores dejen
apuntes.
Dicen también que sirven las del final para
que toda obra no termine de manera abrupta, como si todo libro tuviese que
terminar con cierta lentitud...
Dos pulgares arriba por esas páginas en
blanco...
En la tónica de la entrada anterior y a modo de continuidad temática, transcribo el capítulo 139 completo del libro “Memórias póstumas de Brás Cubas” del escritor brasileño Joaquim Machado de Assis:
“CXXXIX
De cómo no fui ministro de Estado
………………………………………………………………………
………………………………………………………………………
………………………………………………………………………
………………………………………………………………………
………………………………………………………………………”
Dicen que el silencio también “dice cosas”, no
hay duda.
"Había comprado un
gran mapa del mar,
sin un solo vestigio de tierra.
Y toda la tripulación estaba encantada,
al ver que era un mapa comprensible para ellos.
´¿Qué utilidad tienen el Ecuador, el Polo Norte y
las zonas de
Mercator,
los Trópicos y las líneas de los Meridianos?´
Así decía el capitán.
Y la tripulación contestaba: ´¡Son solamente
signos
convencionales!´
´Otros mapas tienen formas, con las islas y los
cabos,
pero nosotros debemos agradecer a nuestro
valiente capitán
(así hablaba la tripulación) que nos haya
comprado el mejor...
¡un
perfecto y absoluto mapa blanco!´”
Fragmento de “La
caza del Snark”. Lewis Carroll
Queda claro, todo ha sido bien dicho y de tal modo que por poco, nos da pereza agregar algo más...
¿Qué decir de la ganadora como mejor film “Todo,
en todas partes al mismo tiempo”? ¿Qué decir? Recuerdo una época en que
los norteamericanos tenían que justificar y anestesiarse de las macanitas que
se estaban mandando en Irakq y multipremiaron a “The Hurt Locker” (“En
tierra hostil”. “Vivir al límite”) allá por el 2010, un film que hoy
nadie recuerda. Con esto se quiere decir que las premiaciones siempre responden
a necesidades y gustos epocales, tan variables como las hojas a merced del
viento...
Parece que hay un público que puede digerir
esto y al que le encanta, intuyo que también es un público muy familiarizado con
el animé como género, digo esto porque por ejemplo en uno de
ellos hay un luchador que tiene un golpe mortal con el párpado porque lo
entrenó mucho... Y en “Todo, en todas partes al mismo tiempo” hay
un golpe mortal de meñique... No hace a la gran historia, pero ya vemos por donde
viene la normalidad narrativa...
Está por supuesto el vértigo de la acción
juntamente con el humor, no se niega, pero cuando la acción es más o menos la
misma (trompadas con variables) y el mismo chiste contado de diversas maneras
más de diez veces, la cosa fastidia y no causa gracia.
Cierto que hay a quienes les gusta lo mismo y
se ríen de lo mismo, no está mal, sin duda son personas más felices...
Finalmente deberíamos escuchar a los que dicen
que todo es pura pirotecnia para contar una realidad de fondo muy importante.
Sin duda, que en la vertiginosidad alocada del film hay cuestiones serias de
fondo, aunque nada que ya no haya sido tratado y bien tratado: la lucha de una
mujer por llevar adelante su familia, su negocio y sus mandatos sociales; la
relación madre-hija, las diferencias generacionales, la incomunicación
familiar, el patriarcado familiar, el amor matrimonial, etcéteras, etcéteras...
Pues aceptado, si hay un público masivo para disfrutar los temas de siempre
condimentados con desquicios bizarros de Ciencia Ficción desbordada al
filo de la imbecilidad y lo disfrutan, pues bien, pues más que bien. ¿Quiénes
somos nosotros para descalificar gustos ajenos?
“Todo, en todas partes al mismo tiempo”, sin
dudas, un deleite para los que se deleitan con esto, una genialidad para los
que crean que esto es genial, un hallazgo para los que crean que esto es un
hallazgo...
En años anteriores tal vez
aportaba este espacio alguna reflexión sobre vencedores y vencidos ...
Esta vez, estamos como “fuera
de combate”, todo está en todas las redes y plataformas, todas las opiniones
desde especialistas hasta simples cinéfilos más o menos anoticiados.
¿Para qué más? “Muy merecido”,
“No tan merecido”, “Hubiéramos preferido que la estatuilla fuese
para...”, “Se debió tener en cuenta tal actor, actriz, film...”
Cierto es que la humilde opinión de uno tiene su valor, pero la cantidad de voces, a veces, abruma, En fin, la Academia admirada y denostada es siempre fiel a sí misma, es la que otorga una estatuilla a la hija de Tony Curtis y ninguna a Tony Curtis, claro, Tony se nos fue hace como 13 años o más y se ve que no se la merecía...
Sí, llama la atención la
disparidad de apreciación en la gran ganadora “Todo, en todas partes al
mismo tiempo”. Habrá que verla, estamos rezagados. Escuchamos quienes
no la toleraron y quienes dicen que es una maravilla...
Mientras nos tomamos el tiempo
para verla, volvimos sobre una del pasado porque estamos bien vintage como se
habrá apreciado. Volvimos sobre “Europa 51”, (“Su gran amor”),
film del 52 en honorable blanco y negro dirigido y pensado por Roberto
Rossellini con la fabulosa Ingrid Bergman.
Con la narrativa de entonces, se
entiende, pero no ha envejecido. Imposible evitar las lágrimas en la última
escena. Un brindis por el buen cine...
Están tratando de dilucidar por estos días si Neruda murió por causas naturales como siempre dijo la historia oficial o si fue envenenado en aquellos días del Chile convulsionado.
Acaso se sepa a ciencia cierta,
acaso no podremos saberlo nunca.
Lo que sí es cierto es que hubo
un tiempo en que los poetas podían revestir peligro, la poesía era un arma
certera, las metáforas eran de importancia.
Hubo un tiempo en que la vida o la muerte de un
poeta hacía la diferencia...
En la década del 90, Gustavo
Bermúdez quien fuera uno de esos galanes de telenovela, se aventuró al
teatro shakesperiano protagonizando una versión de “Romeo y Julieta”.
Obviamente no es que el hombre fuese una
lumbrera del teatro clásico, aquello era más bien una triquiñuela para captar
al público televisivo mayormente femenino y hacer taquilla, es decir vender
entradas.
En esa versión, aggiornaron sin
prejuicio alguno el texto de William Shakespeare: en un momento Romeo-Bermúdez
le dice a Julieta que la nota estresada... Y, no hace falta aclarar
que en esa puesta de 1995 hay otras tantas aberraciones textuales que por
gracia de la naturaleza, no recuerdo...
En fin...
Nadie se escandalizó mucho
entonces por hacerle decir a Shakespeare algunas gansadas...
Hoy hay un revuelo en el mundillo
cultural porque se ha decidido modificar las obras de Roald Dahl (“Charlie
y la fábrica de chocolate”, “Matilda”, entre tantas
otras), la idea es hacer que Dahl no diga lo que dijo, no diga lo que
dijo con la intención que lo dijo, diga otras cosas, en definitiva, hacer de Dahl
un escritor políticamente correcto, pulcro, acorde a los tiempos que corren.
Claramente que con el mismo
criterio se deberían modificar más de dos mil años de Literatura...
Realmente no merece opinión tamaño
despropósito.
Si quieren modificar toda la Literatura
que lo hagan...
Siempre, las versiones originales
serán las versiones originales...
