“Exacto, aunque trato que el humor no lo tiña todo porque podría
resultar empalagoso. Un tarro lleno de diamantes es más deslucido que un solo
diamante sobre un terciopelo…”
Blog de Pablo Schipani sobre literatura, cine, historietas y otras tragedias...
“Exacto, aunque trato que el humor no lo tiña todo porque podría
resultar empalagoso. Un tarro lleno de diamantes es más deslucido que un solo
diamante sobre un terciopelo…”
Creemos que la
escritora Laura Ferro, explicitó muy bien, una
de las delicias (¿emocionales?, ¿psíquicas?, ¿afectivas?, ¿espirituales?) de
estos últimos tiempos. Las aplicaciones de citas lo incentivan o lo conforman
en esencia. Nos referimos a esa especie de placer generalizado por mostrarse
ante los otros, una y otra vez; ese deseo de volver a presentarse, a resumir la
vida y definirse en un diálogo nuevo ante otra persona también “nueva”.
Desde lo personal,
podría decir que se me hace un fasatidio, pero es solo y como dije: desde lo
personal. Por lo pronto, la generalidad del mundo, anda fascinada con esta
posibilidad. Cito a Laura:
“Mientras le contaba mi vida a un desconocido pensé que lo que
más nos seduce de conocer a alguien nuevo es la posibilidad de volvernos a
contar. Más que escuchar el relato del otro, es la oportunidad de estrenar el
nuestro, de pensar que las palabras nos dan un traje nuevo y que somos vistos
por primera vez por unos ojos que nunca nos han mirado ni nos han escuchado. Es
fácil volverse adicto a esa sensación, la de pensar que nuestro relato nos
estrecha al otro, los ojos del otro que se abren para decir, en el mejor de los
casos, te entiendo. Nacemos de nuevo en el relato para un extraño.”
Los astronautas (2023)
Laura
Ferrero
En septiembre pasado ya hablamos en este espacio de la ilusión que teníamos por ver en pantalla aquella historieta que marcó nuestra, infancia, nuestra juventud, nuestra adultez: “El Eternauta”.
https://lacomediatermino.blogspot.com/2024/09/el-eternauta-por-fin.html
Esa invasión extraterrestre que, por primera vez, se protagonizaba desde nuestro país. En las viñetas reconocíamos las calles de Buenos Aires, el ferrocarril que pasa por el barrio de Palermo, el estadio de River Plate. Por primera vez, no se nos presentaba un súper héroe cuasi invencible, sino un ser humano común que unido con otros seres humanos comunes, conformará lo que dio en llamarse un “héroe colectivo”. Acaso un tipo de héroe que la imaginería de los comics del mundo no podía ni puede concebir..
Alguien en las redes, recordó que “El Eternauta” nació 6 años antes que “Dr. Who”, 9 años antes que “Star Trek”, 11 años antes que “2001: Odisea del espacio”, 20 años antes que “Star Wars”…
![]() |
Dr. Who |
Star Trek |
2001: Odisea del espacio |
Star Wars |
Estuvo en nuestro país Anne Goscinny, escritora, quien visitó la Feria del Libro de Buenos Aires, por motivos de la edición completa de “El pequeño Nicolás”, una tira creada por su padre: René Goscinny, autor de "Astérix" y "Lucky Luke" entre otros tantos personajes maravillosos pero, acaso, mundialmente menos conocidos. Goscinny fue autor, por ejemplo, de escribir el guion del primer largometraje de Tintin, llamado Tintin et le Mystère de la Toison d'or (“Tintín y el misterio del vellocino de oro”), película dirigida por Jean-Jacques Vierne, 1962.
No obstante, con nuestro
espíritu de amor localista, queríamos destacar que justamente, se sabe que las aventuras de “El pequeño Nicolás” son la
transformación artística y hermosa de la infancia de Goscinny en Argentina,
porque sepan, puñados de entusiastas lectores, que Goscinny pasó toda su infancia en este “lejano” país del sur y
también parte de su juventud.
“…con
El pequeño Nicolás mi padre cuenta
sus recuerdos de infancia, así como Jean-Jacques Sempé también contó los suyos,
que se sitúan en la región de Burdeos.
Y si partimos del principio de que una de las facetas de “El pequeño Nicolás” se inspira en la infancia de mi padre, ese
personaje es argentino…”
“Mi
padre tuvo una infancia dorada con unos padres que lo amaban y que, en Argentina, estaban lejos de la guerra.
También regresaba a Francia cada dos
o tres años para reencontrarse con su familia, viajaba en barco. Fue en verdad
una infancia extraordinaria…”
Bienvenida Anne Goscinny a nuestro país,
bienvenida sea la edición completa de “El pequeño Nicolás” (Ed. El
Zorzal), bienvenido siempre a nuestro corazón el recuerdo y el disfrute de la
obra de René Goscinny.
Cuando la telefonía móvil sumó, mejoró y amplió su capacidad para tomar imágenes, la selfie se convirtió en pasión.
Había habido, con cámaras
analógicas, algunos precursores de la “autofoto”, no existía la palabra selfie, pero de esos precursores,
podemos hablar en otro momento.
Con la posibilidad de
acceso a un teléfono móvil y, por ende, con la posibilidad de auto tomarse
imágenes que traen esos móviles, los ciudadanos del mundo no hacen más que
retratar y retratarse solo con el fin de compartir esas imágenes con un puñado
de conocidos.
Desde hace tiempo que solo
existe el disfrute de estar en un lugar en tanto y en cuanto se pueda mostrar
que estamos en ese lugar. El gozo de ver algo, se transformó en el gozo de
mostrar que estamos viendo algo (aunque en rigor, no lo estamos viendo con
atención).
No miramos tanto la obra
de arte, le damos la espalda para mostrar que estamos cerca de ella.
La tentación de hacer
esto, está expoliada además por la posibilidad de compartir esa misma imagen
con otros, al instante y en “tiempo real”.
El disfrute completo de la
realidad se pierde. No se mira un paisaje si no es virtud de poder presumir que
se está allí; no se aprecia una obra de arte si no es pensando en que, en el
acto, se puede comunicar que estamos frente a ella; no se experimenta un
momento histórico, solemne, digno de respeto, si no es para presumir que lo
estamos “viviendo”…
Alguien muy querible, me conminó hace unas semanas a ver este film. Muy apasionante, pero muy apasionante para los que conocen el paño. Podrán
comparar lo cierto con lo ficcional. Para quienes no conocen el paño,
podría tratarse de un film entretenido y muy disfrutable.
Ese ser querible me compartía, además y en especial, su disfrute por la
vestimenta, la ornamentación, la formalidad, el ritual.
Es que las liturgias son estéticas, abrumadoramente estéticas. Una
ordenación sacerdotal, un Rosh Hashaná y Yom Kipur, la oración hacia la Meca,
un cónclave papal, una corrida de toros…
Acaso algunas o todas, tan correctas como incorrectas, todo depende de
cada moral, el caso no importa, con contenido estético siempre, solemnes,
bellas, sacrificiales, todas, todas con muerte y resurrección de algún modo y
de algún tipo.
El film “Cónclave” es de 2024, premonitorio.
La actuación, la fotografía, la historia, la trama, todo magnífico. La
liturgia: lo mejor…
Dirigió Edward Berger sobre historia de Peter Straughan, basada en la
novela homónima de Robert Harris, publicada en 2016. Encarnan Ralph Fiennes,
Stanley Tucci, John Lithgow, Lucian Msamati, Carlos Diehz, Sergio Castellitto e
Isabella Rossellini.
Los co-presidentes y CEOs de Warner Bros. Pictures, Mike De Luca y Pam
Abdy han dicho la frase que, desde este espacio, no queríamos escuchar: “…las secuelas
son inminentes”. Estaban hablando de "Minecraft" y de "Beetlejuice"… Esta última es
la que más nos fastidia, la otra no merece análisis. Sí, puñado de lectores entusiastas de este blog: harán una tercera "Beetlejuice"…
Comercialmente tendrá su rédito. El mundo es grande y hay público para
todo. No estuvo mal la segunda. Grandes actores y actrices. Pero la magia, la
magia de lo nuevo ya no estaba y menos estará en una tercera entrega.
Siempre insistimos aquí: vayamos por magias nuevas, por
nuevas originalidades, lo que fue ya estuvo bien así…