domingo, 30 de abril de 2017

Finales alternativos, ningún final…

  Fue Shakespeare quien en una de sus inmortales creaciones nos dice a través de la boca de uno de sus personajes: “Leal con todos, desleal con todos…”

 Estas son épocas en que el cine pero principalmente la telenovela suelen tener versiones alternativas.

  Usted puede ver la versión oficial de una película y luego puede rastrear la “versión del director”, es decir lo que al director le hubiera gustado hacer y mostrar.

 Parece que en el mundo del cine, el director es un cocinero cuya comida es más o menos sustancialmente modificada antes de que usted pueda llevársela a la boca.

 Lo más grave, a mi parecer, son los finales alternativos.

  Sucede mucho con el género telenovela.

  Se ve en las pantallas el final del culebrón y luego se puede rastrear por infinidad de sitios otros finales, grabados, filmados por el propio director con los mismos actores…

  El resultado es que uno tiene a mano finales diversos para la historia que lo estuvo atrapando todo este tiempo, uno, dos, tres años…

  Y muchas veces, no pocas, esos finales posibles difieren y mucho.

  Es decir que usted puede ver el final que se emitió el día pautado para la televisión, el final que a usted le hubiera gustado, el final que le hubiera gustado a su hija de 12 años y el final que le hubiera encantado a su vecina.

  En virtud y en honor a la verdadera narrativa usted tuvo todo los finales posibles, el autor se ha desligado del compromiso de un único final; se ha conformado a todos en alguna de las versiones a la vez que se los ha dejado disconformes en todas las otras.

 Es liberar a la historia de su compromiso, de su esencia, de su validez, de todo aquello que lo hace interesante. Es como ir a ver a su equipo favorito en una instancia deportiva importante y en el final del encuentro el equipo de sus amores se lleva una excelente victoria, pero en otro final es derrotado y en otro más nos vamos todos masticando un decoroso empate.

 Yo tengo la profunda sensación de que muchos finales saben a ningún final…








sábado, 29 de abril de 2017

El café es El Café III (o el café y la muerte de mi padre)



   Comenzamos hablando del café como bebida apasionada en estas tierras y derivamos en el lugar adonde uno suele ir a tomar un café: el Bar, el Cafetín, el Café








 Mi padre iba todos los días al café, dos veces por día. Iba un breve rato, siempre a la salida del trabajo; un rato antes del mediodía y un rato antes de la cena. Los fines de semana también. Me llevó de niño y pude conocer a sus amigos del café.

 Era un ritual maravilloso. Dialogaban de cosas insólitas y discutían sobre el resultado de las carreras de caballos. No eran grandes apostadores, de hecho casi no iban al hipódromo puesto que ese tiempo se lo pasaban en el café, no obstante, creo que el turf era el deporte que amaban y no otro. Seguramente existe un maridaje entre café y carreras de caballos…

 Era un ritual maravilloso que acaso salvaba a mi padre del ritual fatal del trabajo, que no suele tener piedad de eximición. 

 Cuando mi padre murió, sus amigos del café vinieron a su “velorio” y reprodujeron, sin proponérselo la única rutina que conocían: llegaron, saludaron a deudos con gesto de respeto, se sentaron en los sillones de la sala velatoria, abrieron el periódico, dialogaron sobre cosas insólitas y sobre los resultados de las carreras de caballos y luego se marcharon.

 Esa fue su homenaje, el homenaje de los “amigos del café”…

 Mi padre no habría querido otra cosa…


 Dejo aquí este hermoso poema-canción de Enrique Santos Discépolo en la voz de Edmundo Rivero:



 Cafetín de Buenos Aires

De chiquilín te miraba de afuera
como a esas cosas que nunca se alcanzan...
La ñata contra el vidrio,
en un azul de frío,
que sólo fue después viviendo
igual al mío...
Como una escuela de todas las cosas,
ya de muchacho me diste entre asombros:
el cigarrillo,
la fe en mis sueños
y una esperanza de amor.

Cómo olvidarte en esta queja,
cafetín de Buenos Aires,
si sos lo único en la vida
que se pareció a mi vieja...
En tu mezcla milagrosa
de sabihondos y suicidas,
yo aprendí filosofía... dados... timba...
y la poesía cruel
de no pensar más en mí.

Me diste en oro un puñado de amigos,
que son los mismos que alientan mis horas:
(José, el de la quimera...
Marcial, que aún cree y espera...
y el flaco Abel que se nos fue
pero aún me guía....).
Sobre tus mesas que nunca preguntan
lloré una tarde el primer desengaño,
nací a las penas,
bebí mis años
y me entregué sin luchar.

Enrique Santos Discépolo






miércoles, 26 de abril de 2017

El café es El Café II

 Acerca del café, siempre me gustó este maravilloso texto: 

“¿Que a qué se va al café entonces ? ¡ Ah! Es un secreto demasiado sutil para que pueda transmitirse por el medio grosero de la palabra (...) sólo acierto a decir que, aunque muchos van al café para hablar de política- en la que buscan siempre la misma excitación nerviosa que obtenían antes con la cafeína- o para jugar al dominó, los verdaderos hombres de café no va a eso ni a nada parecido. Van al café y esto es todo. Van al café para estar en el café".

        Julio Camba ( 1882-1962 )

Una canción que resume el espíritu del hombre que va, sistemáticamente, al café…

Café “La Humedad

“Humedad...
Llovizna y frío...
Mi aliento empaña
el vidrio azul del viejo bar.
No me pregunten si hace mucho que la espero:
un café que ya está frío y hace varios ceniceros.
Aunque sé que nunca llega
siempre que llueve voy corriendo hasta el café,
y sólo cuento con la compañía de un gato
que al cordón de mi zapato lo destroza con placer.

Café La Humedad, billar y reunión...
Sábado con trampas... ¡Qué linda función!
Yo solamente necesito agradecerte
la enseñanza de tus noches
que me alejan de la muerte.
Café La Humedad, billar y reunión...
Sábado con trampas. ¡Qué linda función!
Yo simplemente te agradezco las poesías
que la escuela de tus noches
le enseñaron a mis días.


Soledad de soltería... Son treinta
abriles ya cansados de soñar.
Por eso vuelvo hasta la esquina del boliche
a buscar la barra eterna de Gaona y Boyacá.
¡Ya son pocos los que quedan!
Vamos, muchachos, esta noche a recordar
una por una las hazañas de otros tiempos
y el recuerdo del boliche que llamamos La Humedad.”

Cacho Castaña







sábado, 22 de abril de 2017

El café es El Café I

 Cuando fui un joven y entusiasta estudiante, tuve un profesor español que solía decir que en España, el café era una bebida muy importante, pero que en Argentina y más precisamente era Buenos Aires era una pasión.

 Y lo sigue siendo.

 De hecho, tanto como para arreglar un pleito como para proponer una cita, se aborda desde la pregunta “¿Por qué no vamos a tomar un café?”, más allá de que al momento del encuentro cada uno se pida una gaseosa…

 Después…después…viene el asunto del tipo de cafetera, del tipo de café, de que si a la italiana o a la francesa, de que los norteamericanos lo toman “flojito” o “lavado” que significa “no muy fuerte” cuando por estas tierras te sirven un café que si no se tiene un estómago blindado, no se resiste, etc…

 Sea como fuere, el café es algo maravilloso.


 En este sitio del mundo es una pasión.

 Reuní algunas fotos cuyos datos de autores tengo algo extraviados, mis disculpas por ello.













miércoles, 12 de abril de 2017

Eros espacial…

 La verdad es que los trajes espaciales son algo incómodos, además ocultan las formas, no tienen un poder erotizante.

 Así lo son e intuyo que así lo serán.

 Pero no para el imaginario del cine y la historieta.

 Como muestra bastan aquellas series y aquellos comics en donde las damas del espacio vestían de manera muy atractiva, siempre seductoras como sin querer serlo.

 En las décadas del `60 y `70 parece que las faldas cortas o los trajes ajustados eran la indumentaria femenina incuestionable.


 ¡Viva la imaginación!


La Fuga de Logan (1976)


UFO (1970)


Viaje a las estrellas (1966) ¡Uhura!


Ornella Muti en Flash Gordon (1980)


Erin Gray en Buck Rogers (1979)


Jane Fonda, inolvidable Barbarella (1968)


En Argentina: "Bárbara" (1979)


El Regreso de Osiris (Argentina) (1973)




jueves, 6 de abril de 2017

Poemas que son canciones, canciones que son poemas…

“Si esa garza vuela sola
y si este llano es un mar
donde iremos a parar
si nos empuja una ola
palma sola, soledad.

Si mi amor es imposible
como una estrella fugaz
entonces están de más
los besos que ayer me diste
luna triste… inmensidad.

Y allá viene la mañana
viene apagando luceros
la sabana se ha metido
a bañarse en los esteros
y tú no apareces nunca
aunque sabes que te quiero.

Amor que ya me olvidaste
lo único que te pido
es que vuelvas a enseñarme
como es que se hace un olvido
y qué hago con los besos
que dejaste aquí conmigo.

Cuando pase el aguacero
cuando acabe el temporal
te juro te iré a buscar
aunque no encuentre un ‘te quiero’
ni el primero ni el final.”


Ignacio Izcaray




En la bella voz de Cecilia Todd...