Muchas bibliotecas fueron incendiadas a lo largo de la historia, muchos libros se perdieron para siempre por diversos motivos, muchos autores terminaron desconocidos o silenciados…
Hace muy poquito tiempo, cientos de editores y escritores se reunieron en Monza, Italia con motivo del Focus 2011, un foro de debate internacional convocado por la Unesco. Y, el tema en cuestión es que se observó que muchos, muchísimos, la mayoría de los documentos contemporáneos se crean en formato digital y, por ende, presentan ciertos problemas de conservación. Es decir que hay un punto de preservación no resuelto pues mucho se disuelve en el aire del ciberespacio (¿se pierde? ¿es difícil recuperarlo?). El tema es ¿qué preservar? ¿toda la información? ¿todos los blogs? ¿algunos? ¿cuáles? Y, por otra parte, ¿quiénes dicen o dirán qué si o qué no debe conservarse?
Esto hace intuir la aparición en escena de nuevos protagonistas que disputen un sitial de honor a la hora de configurar el canon literario… “Necesitamos una política de conservación digital, de lo contrario perderemos cultura” fue una de las frases que se dejó escuchar.
Un asunto para tener en cuenta, en especial cuando nuestra historia de la cultura ha sabido sufrir tantas pérdidas…
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