Ciertamente que si hablamos de
jóvenes que producen “contenidos” desde hace meses o años de manera semanal y
hasta diaria, cualquier recorte resultará esencialmente como eso, un simple recorte.
Pero a mí se me hace que la temática es recurrente y como tal, funciona y vaya
que funciona.
Hace un par de días, observé a
la influencer Marti Benza en la
plataforma switch, esa nueva
plataforma (las innovaciones no cesan ni cesarán) en la cual, un/una influencer
se pone a “dialogar” en vivo con los miles de seguidores que le mandan mensajes
y preguntas en una catarata incesante de manera escrita pero en “tiempo real”. En
switch el/la joven, toma alguna
pregunta o comentario de sus seguidores/as al azar y va respondiendo generando
la ilusión de una cercanía y amistad con quienes no están cerca y no son
realmente amigos.
El caso es que en ese momento, Benza sin ir más lejos, hablaba sobre
sus heces y la posibilidad de tener parásitos. Un buen rato hablando de color,
tamaños, formas de su caca y todos felices como si tal cosa.
La semana anterior, su flamante
pareja, Luli González contaba las
peripecias de haberse intoxicado con patitas de pollo (en este lugar del mundo
llamamos patitas de pollo a una especie de nuggets
que recrean la forma de las patas de pollo en miniatura y están fabricadas con
una pasta conglomerada de algo que más o menos reproduce rudimentariamente un
sabor a pollo y mantiene una coloración blanca en su interior), decía que
hablaba sobre el asunto de su intoxicación y de cómo también su hermanita se
despachaba con una situación de vómitos sin solución de continuidad…
Recordé, a propósito de lo antedicho, que uno de los más seguidos y controvertidos influencers conocido como La Faraona enarbolaba una épica del uso de enemas para la limpieza interior a fin de tener relaciones sin sorpresas desagradables. En sus shows era común que premiara a algún espectador que se animaba a subir al escenario, con un enema de regalo.
También recuerdo una de las más
celebradas intervenciones de Magalí
Tajes quien contaba una
anécdota de su infancia en donde en una salida familiar no había podido evitar
defecarse encima y hasta mostraba una foto testimonial.
No puedo tampoco dejar de mencionar el hecho de que en numerosas apariciones de estos a quienes cito de ejemplo y otros, existe una tendencia a: eructar ostentosamente mientras hablan, hacer ruido sorbiendo si se trata de una bebida y comer en cámara hablando a su vez y ¿por qué no? mostrando el interior de la boca con el bolo alimentico… Conrado y su amigo Borri suelen realizar unas tertulias en las que se reúnen y cocinan o beben sin mucho que decir, tentándose de risa sobre cuestiones personales más o menos ajenas a los seguidores y más o menos en esta línea…
Sea como sea, la cosa funciona y funciona mucho y bien. Se los sigue, se los quiere, los admiran y hasta desean estar o ser como ellos/ellas. Esto genera ingresos y la “magia” continúa. La adoración de quienes los siguen está cimentada por la simpatía, el desparpajo jovial, la manifestación de la transgresión en los modales y la formalidad. Esos comportamientos desprejuiciados que teníamos cuando éramos niños, ellos/ellas los sostienen en la casi adultez y esto causa empatía para su público.
En fin, así son las cosas, el gran secreto de los
contenidos es siempre no tener demasiado contenido…