Siempre estuve convencido de que los deleites estéticos sin dudas que abordan cada fibra de nuestro ser, aunque su territorio específico es el alma, o la psiquis o el espíritu...
Si bien el arte nos puede
deparar un disfrute sensorial, realmente, nunca imaginé que podría estar tan
cerca del eros sexual como lo hacía Pizarnik.
La cito porque ella es más
clara que nadie en esto de lograr, hacer el amor con la poesía…
“Mis
poemas los hago con mucha paciencia. Un poeta no tiene apuro, no debe. Un verso,
una línea, la escribo palabra a palabra. Cada palara la anoto en una tarjeta
distinta. Las ubico en mi cama y comienza el trabajo. Voy moviendo las tarjetas como peones de un damero de
ajedrez. Con los pies voy tapando las palabras. Fumo mucho, desobedezco. Ahora
las tarjetas se han ensuciado de tanto taparlas y descubrirlas. Cada vez. Mi
cuerpo se revuelve, hago el amor con la poesía, músculo a músculo, tarjeta a
tarjeta…”
Carta a León Ostrov