Alguna vez, en este espacio
hemos hablado de las charlas de café.
El café, la reunión de
café, fue un culto (acaso aún lo es), primordialmente masculino, no obstante, no
es una ideología o una doctrina sino una costumbre de antaño.
Hombres se reúnen en el
café con el sólo motivo de estar y hablar en el café…
La reflexión que hacemos hoy solo
busca tener en cuenta la influencia de Google en este espectáculo costumbrista…
Aunque la reunión en el
café es una reunión de hombres “entrados en edad”, ellos no pueden
evitar los avances tecnológicos.
Así es como un amigo me
comentara hace unos días que la presencia de Google les acota la duración de
las discusiones, pues toda cuestión que en el café demandaba jornadas de
plática, argumentación y disyuntiva, en cambio, ahora se resume, se consulta con el teléfono
celular (móvil) y Wikipedia u otro sitio todo lo resuelve…
Adiós a los extensos y
acalorados debates bizantinos: que si Rita Hayworth hizo o no hizo tal papel,
que si la batalla duró diez días o diez meses, que si tal jugador vive o muere,
que si el piloto del avión fumigador llevaba cabina o estaba al aire
libre con máscara…
No es que la discusión por
la discusión misma haya desaparecido, sino que son prontamente resueltas y eso
hace que con celeridad se deba proponer un nuevo debate.
Acaso, esta situación
funcione como un ejercicio para mantener lúcida la mente de los ancianos…
Google abrevia las
discusiones y alarga la vida…
Tal vez…
Foto de David Hurn |