No hace
falta relatarlo al detalle todo de nuevo.
Más o
menos ya sabemos la anécdota: Leonardo
DiCaprio se negó a ser parte de la humorada de comer pizzas en la ceremonia
de entrega de los premios Oscar.
No se
rió con la propuesta, no colaboró con la reunión del dinero, con el reparto de
platitos descartables ni con la propina al delivery
boy…
No se
sumó a la fotografía “casera” tomada con una tablet para subirla a las redes sociales.
Se
entiende que todo ello fue una estrategia para mostrar a las estrellas como
personas comunes, personas como cualquiera otra, que comen pizza y se sacan
malas fotos…
No leí
declaraciones de DiCaprio al
respecto.
Pero
intuyo:
Tal vez
no está de acuerdo con la propuesta.
Tal vez
desea seguir sosteniendo que las estrellas de Hollywood son estrellas y las personas comunes somos personas
comunes.
Que las
estrellas pueden o no comer pizza, pero no como nosotros y que pueden tomarse
malas fotografías pero no como nosotros.
Tal
vez, y no sin razones serias, desee seguir sosteniendo que las estrellas de la
academia son unas pocas personas agraciadas, con cuentas bancarias
inimaginables, con propuestas millonarias permanentes y que pueden comer pizza
o ponerse una cadena de pizzerías si les viniese en gana.
No como
nosotros…