No nos engañemos más: tanta
secuela puede ser decepcionante. Es que como todo en la vida, incluso con la belleza y el
amor, las cosas nos atraen más por lo que ocultan que por lo que muestran y, todo fascina, pero en el inicio. Si nos quedamos con el regusto inicial, el encantamiento
puede perdurar para siempre (aunque todos sabemos que “para siempre” es demasiado tiempo), ahora bien, si machacamos y
machacamos y la seguimos y la seguimos, las historias pierden su magia y su
poder de seducción, pierden ese poder de enamoramiento primero, esa sensación
de estar ante una ceremonia iniciática de algún tipo…
Pasa con la literatura tanto
como en el cine, el Potter de “La
piedra filosofal” es un perfume que estimula muy diferente al aroma
desbordante del “tocho” (como dicen los españoles) de “Las reliquias…”
Pero aun así, en el ejemplo
antedicho está todo muy justificado. Todo obedeció más o menos a una
planificación inicial. El problema es cuando el éxito alarga las cosas… Sobre
todo cuando se las alarga por demás…
Últimamente, los críticos no
dudan en decirnos que la mayoría de las series que nos ofrecen, por no decir
todas, pecan de lo mismo: temporadas y temporadas que finalmente decepcionan.
No es fácil dar con estos comentarios, hagan la prueba: “la segunda temporada estuvo muy bien, pero ya la tercera…”; “hasta la tercera todo fue aceptable pero lo
que siguió…”, o algunas más complejas: “la
segunda temporada estuvo muy floja, la tercera retomó un poco pero a partir de
allí fue más de lo mismo o menos en realidad…”
Narrativas literarias que se
extienden a causa del éxito editorial y cinematográfico y el merchandising,
narrativas seriales que suman temporadas para decepción de todos y todas,
narrativas cinematográficas que son solo para fanáticos que saben que ya no pueden
apasionarse pero sí consolarse un poco… En fin, ya sé que he hecho un pastiche
metiendo en la misma bolsa libros, filmes unitarios, series, sagas y etcéteras.
Pero es que la actitud es la misma: lo extendien porque funciona, porque el
público responde, hasta que lo agotamos, seguimos hasta la decepción…
Por lo pronto, estamos ante el
nuevo producto de “Disney plus-Star Wars”:
“Obi
Wan Kenobi”. La verdad es que entendemos a las claras que quienes adquirieron los derechos deben
tratar de hacer que la erogación valga la pena a sabiendas de que fanáticos y
nostálgicos, acaso los mismos, estaremos allí, viendo “de qué va el asunto”. Nada nos devolverá el fervor inicial, pero
bueno, tomamos lo que podemos…
Creo que “The Mandalorian” y “El
libro de Boba Fett” nos dieron algún grado de satisfacción mayor que las
continuaciones cinematográficas de la saga principal, tal vez, los personajes
secundarios tienen menos poder de decepción… Este flamante “Obi Wan…” parece tocar
costados más medulares que las antedichas. Disney
nos ofrece hasta ahora dos capítulos, no nos han transportado a la locura pero “la esperanza es lo último que se pierde”,
son capítulos iniciales. Sabemos que la magia primera no puede recuperarse, que
tal vez, hubiera sido mejor dejar todo así, como estaba, sin tantas
continuaciones, pero bueno… Ya sabemos cómo son las reglas del juego: un
producto exitoso debe ser extenuado.
Por nuestra parte, no podemos
evitar mirarlas, criticarlas, sufrirlas y acaso un poco, disfrutarlas…