Es
extraño imaginar un mundo sin Disney
pero vamos… Nada es para siempre… No olvidemos que también cayó Roma, tardó décadas, acaso un poco más,
pero finalmente cayó.
Tal
vez falten centurias, tal vez no tanto, pero cuando el mundo siga sin Disney, la historia del cine registrará que habrá
muerto por el cómo y no por el qué.
Es
que desde hace tiempo las películas de Disney
están fallando en donde justamente nunca fallaban: su magia y sus aspectos
técnicos…
Disney
tergiversa las historias originales, siempre lo ha hecho, las transforma, las
cambia, las resignifica si se quiere.
Transformó
la mitología con “Hércules”, los cuentos tradicionales recopilados por los Grimm
en “Blancanieves”,
la antigua literatura infantil en “La Sirenita” de Andersen, las leyendas chinas como “Mulan”,
la historia del norte del continente en “Pocahontas”, la literatura
ficcional itálica del XIX: “Pinocho”, etc.
Todo
lo ha tocado, lo ha cambiado a conveniencia epocal para lograr lo que logró. No
por nada, la autora de "Mary Poppins", Travers,
se negó siempre rotundamente a que Walt
filmase las secuelas y prefirió que su continuación fuese solo seguida en papel
tradicional y por unos pocos. De hecho creo que casi nadie sabe que Poppins tiene una secuela de cuatro
historias más que su autora no quiso ver en manos de Disney…
Somos
redundantes, la catástrofe final no será por tergiversar historias, hacerse los
políticamente correctos quedando a mano con razas, credos e identidades
sexuales, nada de eso les es grave a pesar de rondar lo ridículo. Lo grave es
que técnicamente sus productos son cada vez más deficientes. La nueva Pinocho abunda en sus fallos de cámara
y en los ensambles y mezclas entre animación y personajes reales entre otras
pifias… ¡Vamos! Estamos hablando de Disney…
Ya
se nos parecen… En estas tierras “disfrutamos” de un film llamado “Dibu” (1997) y de otro también llamado “Soledad y Larguirucho” (2012), en donde la
no coordinación entre animación con actores es de manera proverbial…
Concluyendo,
cuando ya todo lo que hagan no satisfaga a nadie, y el público a pesar de
renovarse en generaciones ya no aprecie sus producciones, no será por aquello
que cuenten, siempre han contado las cosas a cómo sopla el viento de la
conveniencia, el fin será porque el producto será realmente deplorable,
deficiente, “berreta” es la palabra
que usan en estas tierras…