La
frase remanida es “el perro es el mejor
amigo del hombre”.
No está
en mi ánimo desmerecer los actos heroicos de los canes: echarse a morir en la
tumba de sus amos, rescatar a niños de incendios, defender a sus amos de los
asaltantes, encontrar drogas para la policía, meterse en los escombros para
hallar sobrevivientes, etc…
Pero…pero…pero…
No nos
engañemos: nos consideramos sus amos, les ponemos nombres, les imponemos formas
de vida, inventamos genéticamente las razas, los entrenamos para la gran
mayoría de las labores (y todos sabemos o deberíamos saber que la pedagogía de
los entrenamientos no son un dechado de suavidades), los paseamos con correas,
les imponemos una alimentación, decidimos si deben cambiar de dueño, disponemos
de sus crías y las vendemos, manipulamos su sexualidad…y muchos etcéteras.
No
juzgo que todo esto esté ni mal ni bien, sólo digo que no parece un parámetro
de amistad.
Un
amigo debería ser tratado de otra manera.
¿Ese es
el mejor amigo que podemos tener? ¿Bajo esas condiciones?
Pensé
que la libertad era un valor indispensable para la amistad verdadera…
Si la
“amistad” de un perro es la mejor amistad que podemos construir, creo que somos unos
tipos dignos de pena…