Pronto nos visitará Pamuk, Premio Nobel de Literatura (2006).
Lamentablemente, la mayoría de los habitantes de estas latitudes conocemos o conoceremos a Pamuk confiando ciegamente en los traductores.
La otra opción es comenzar a estudiar turco. Que no estaría mal pero, en mi caso ando falto de tiempo. Un viejo amigo solía decir, al respecto de todo lo que no llegaba a realizar: “no tengo tiempo material”, siempre quería objetarle esa metáfora desafortunada, pero nunca lo hice porque, en realidad, disfrutaba que la dijera…
Dijo Pamuk en una entrevista a una revista literaria:
“Para mí, ir a Buenos Aires es ir a un mito. Conozco Buenos Aires por Borges y un poco por Cortázar. Para mí es un mito literario que siento gran ansiedad de ver.”
Sí, pues amigo Pamuk, es “ir a un mito”, y no sólo por Borges y “un poco” por Cortázar, también por la Buenos Aires de Evaristo Carriego, de Baldomero Fernández Moreno, de Leopoldo Marechal, de Macedonio Fernández, de Alfonsina Storni, de Marco Denevi, de González Tuñón…de tantos magníficos escritores.
Bienvenido Pamuk, al mito Buenos Aires, la ciudad que supo tener (y acaso todavía) las librerías de la calle Corrientes abiertas las 24 horas.
Apártese de la guías turísticas y camínela, recórrala, respírela…