La
estrategia de hacer instructivos de manera literaria es y ha sido una maravilla
estética siempre.
Sobre todo
en los que tan bien supieron hacerlo…
Evoco las Odas elementales de Neruda
en donde líricamente hallamos cómo realizar una “sopa de congrio” exquisita o unas “papas
fritas” maravillosas y memoro también a Cortázar, quien narrativamente
nos enseña cómo llorar (De
cronopios y de famas).
En este tono
es que adjunto estos “Consejos para
planchar una camisa”:
“Retírala del
sol con la humedad y la blandura del pan
todavía pálido,
y dirige tu
nave de lenta proa
hacia los puños
donde las venas se juntan en un manojo de tallos azules
de una carnosa
flor.
Escucha
entonces ese crujido de grillos entre el pasto,
la crepitación
de la tarde, que sube desde las raíces
junto al olor
de la sombra.
Como buscando
enanos bajo los hongos,
introduce
después entre los botones del pecho
el hocico de
grueso dragón con las entrañas de fuego.
Y sobre el
cuello vaporoso, con su gesto de pájaro que planea,
plántalo como
el sol que absorbe en lo profundo de los seres
las nubes
escondidas,
o como el poeta
que aspira los ángeles ocultos.”
Dujovne Ortiz, Alicia. Recetas,
florecillas y otros contentos.
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