viernes, 1 de abril de 2011

Las buenas críticas no se ocultan.

   Los poetas nos hacemos la vida a costa de dolores del alma, desengaños y soledades.

  Es nuestra gloria y nuestro fuero. La columna vertebral de un sentido de vivir.

  Si alguien critica esto nos ofendemos.

  No obstante, las buenas críticas superan el deseo de esconderlas. Y más si viene de un poeta que se criticó a sí mismo:

  “Dices que eres poeta porque no tienes el pudor necesario del silencio. ¡Bien te vaya ladrón, con lo que le robas a tu dolor y a tus amores! ¡A ver qué imagen haces de ti mismo con los pedazos que recoges de tu sombra!”
                                                                                                                                      Jaime Sabines.

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