Desde hace años se mantienen con buen rating esos programas en los que un jurado elimina concursantes que anhelan ser estrellas.
El señuelo está en la idea tácita de que “quien triunfe en este certamen tendrá la fama y el talento eternos asegurados”. Y los contratos pueden ser ciertos y la fama momentánea está a la vista. Sólo que todos sabemos que un porcentaje muy pero muy pequeño de grandes exitosos surgieron de estos programas. En realidad estas emisiones siguen, hoy por hoy, dándole éxito a esos exitosos que forman y formaron el jurado. El resto se diluye…
Básicamente, la estructura es como una mesa examinadora conformada por dos hombres y una mujer. Uno de los hombres hace el papel del más exigente y casi cruel, el otro algo más aplomado y contemplativo, la dama es permisiva, tolerante y sensible. Luego de que éstos liquidan un gran número de participantes, se lavan las manos y dejan el resto a la decisión del público. Este formato es universal y se puede apreciar bien en las versiones norteamericana (American Idol) y la latina (Latin American Idol).
En Argentina tenemos un producto llamado “Talento argentino”. Como se busca y se premia al talento, comparten programa y escenario imitadores, saltimbanquis, ventrílocuos, humoristas, cantantes, instrumentistas, bailarines, payasos, magos y lo que fuere. No olvidemos que los argentinos tenemos ese espíritu de campeonato que nos lleva a hacer las cosas tan especiales que lindamos con el despropósito o acaso convivimos con él.
El jurado lo conforman Maximiliano Guerra, Catherine Fulop y Kike Teruel.
Se encargan de ver y decir quién tiene talento.
Y yo voy a opinar también sobre el talento…del jurado:
De los tres, el que tiene talento es Maximiliano Guerra. A nivel local. Argentina ha sabido tener bailarines talentosos reconocidos internacionalmente superlativamente superiores a Guerra. Guerra es un artista de talento, repito, el que tiene talento de los tres. Un buen bailarín, pero no hace historia en la danza argentina como otros hicieron antes y durante su trayectoria. El cantante Kike Teruel es un cantante como tantos. Una buena voz de un grupo vocal de un género híbrido fruto de la cópula de la canción melódica-cuasi bolero y el folklore argentino. Una voz buena, afinada pero olvidable.
Y Catherine…
Catherine jamás fue hasta hoy una figura que se destaque por el talento. Alguien que me diga por favor qué cosa hizo bien Catherine Fulop. Yo recuerdo una tira tristísima que ella protagonizaba y que se llamó “Chica Cósmica”, nadie la recuerda porque no alcanzó al mes en pantalla.
Al margen, confieso que me encanta cómo hace su papel de señora aniñada y tolerante de aquellos pésimos participantes que suben al escenario. Pero como autoridad para decir quién tiene talento y quién no…eso sí que no pasa.
Resumiendo: tenemos un programa que dice quiénes son los talentosos con un jurado conformado por tres artistas de los cuales sólo uno es alguien de talento… de segundo orden.
A quienes pierden en este y en todos los programas que buscan estrellas siempre les diría lo mismo: “No olviden que Charles Chaplin salió último en un concurso de imitadores de Charles Chaplin”.
Julio Bocca |
Monumento a Norma Fontela y José Neglia |
El talento de Fulop...
Nota: Milton Berle ganó, a principios de siglo xx, un concurso de imitadores de Chaplin que se hizo en San Francisco. El verdadero Charles salió último de su tanda. Durante años yo pensé que había salido segundo y una “leyenda urbana” dice que fue tercero, pero, la verdad es que salió último de su grupo de imitadores. El 15 de julio
de 1915, el mismo Chaplin reconocía la anécdota en una entrevista en Chicago.
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