martes, 19 de abril de 2011

La intertextualidad es infinita…

 Los casos de intertextualidad son superlativamente numerosos. Los que adhieren a este concepto aseguran que estamos en un momento de la historia cultural de la humanidad en que todo texto hace necesaria referencia a otro.

  Claro, que de allí a hacerse el “vivillo” y tomar un verso inmortal y decir que es de uno hay un tramo insalvable. Venimos hablando del uso del verso “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos” de Cesare Pavese que, aparece asombrosamente como una canción original de Calamaro. Y los años pasan y don Calamaro no lo aclara.

  John Updike escribió la novela Gertrudis y Claudio, imaginando una precuela para la tragedia de Shakespaere, Hamlet. Skármeta puso como personaje a Neruda y contó las peripecias del cartero de Isla Negra que quería ser escritor en Ardiente Paciencia (historia plasmada en la película “El cartero”) con numerosas poesías de Neruda. Cuzzani parodió teatralmente a Edipo en su obra Complejísima y también, Nicolás Olivari hizo lo mismo con un poema de Evaristo Carriego. Félix Luna tomó algunos versos de Alfonsina Storni para la letra de la canción “Alfonsina y el mar”.

  Y los ejemplos no tienen fin.

  Pero, en general, suponen la dignidad del autor que deja bien en claro que está haciendo uso de la genialidad literaria y la autoría primordial de otro. Y que, aunque sea en un caso de parodia, se lo respeta, se lo reconoce y se lo honra.
La costurerita que dio aquel mal paso 

La costurerita que dio aquel mal paso...


La costurerita que dio aquel mal paso...
-y lo peor de todo, sin necesidad-
con el sinvergüenza que no le hizo caso
después... -según dicen en la vecindad-


Se fue hace dos días. Ya no era posible
fingir por más tiempo. Daba compasión
verla aguantar esa maldad insufrible
de las compañeras, ¡tan sin corazón!


Aunque a nada llevan las conversaciones,
en el barrio corren mil suposiciones
y hasta en algo grave se llega a creer.


¡Qué cara tenía la costurerita,
qué ojos más extraños, esa tardecita
que dejó la casa para no volver!...
           
                 Evaristo Carriego.

                                                  


La costurerita que dio aquel mal paso


"La costurerita que dio aquel mal paso
y lo peor de todo sin necesidad..."
bueno, lo cierto del caso
es que no le ha ido del todo mal.


Tiene un pisito en un barrio apartado,
un collar de perlas y un cucurucho
de bombones; la saluda el encargado
y ese viejo, por cierto, no la molesta mucho.


¡Pobre la costurerita que dio el paso malvado!
Pobre si no lo daba... que aún estaría,
si no tísica del todo, poco le faltaría.


Ríete de los sermones de las solteras viejas;
en la vida, muchacha, no sirven esas consejas,
porque, piensa ¿si te hubieras quedado?
                                  
                                                 

                                     Nicolás Olivari








1 comentario:

  1. Muy bueno. Evaristo veía el vaso medio vacío y Nicolás la parte casi llena. Ejemplo de pesimismo y optimismo sobre un mismo tema.
    Igual, no se por qué, es más conocido el soneto de Evaristo; también pasa con los tangos de Discépolo, las canciones sobre tragedias amorosas y etcétera, etcétera...
    Pareciera ser que las tristezas y nostalgias lograran mayor cantidad de simpatizantes.
    Que curiosidad; una cosa tan antipática logre bastante simpatía.
    Discépolo tiene un tango que comienza:
    "¡Victoria,(...) se fue mi mujer!" y se ve que la patrona era un plomazo, pero no es tan conocido como los otros en los que el mencionado collar de garrafas le hacía las de caín.
    Tema para dialogar café de por medio.
    Saludos

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