Convengamos que nos podríamos pasar el tiempo que nos reste reconociendo escenas de amores trágicos tangueros. Hasta podríamos hacer un blog sólo dedicado al tema y sería prácticamente inagotable.
Por ello, porque no lo vamos a hacer, es que observamos este último tango desde esta perspectiva y dejamos el tema allí, para que cada uno reconozca en su andar por esta tierra, cuál le parece el más trágico de todos los amores representados en la canción del alma de Buenos Aires.
“Los mareados”:
El caballero encuentra a la muchachita en un estado etílico fatal. Ve en ella, algo de la sombra de lo que hermosamente, era.
“…pues al mirarte yo vi brillar
tus ojos, con un eléctrico ardor,
tus negros ojos que tanto adoré…”
tus ojos, con un eléctrico ardor,
tus negros ojos que tanto adoré…”
“¡Cada cual tiene sus penas,
y nosotros las tenemos,
esta noche beberemos…”
y nosotros las tenemos,
esta noche beberemos…”
La tragedia no se hace esperar un verso más:
“…esta noche beberemos
porque ya no volveremos
a vernos más…”
porque ya no volveremos
a vernos más…”
La sentencia no tiene vuelta atrás:
“Hoy vas a entrar en mi pasado,
en el pasado de mi vida…”
en el pasado de mi vida…”
Sólo queda el lamento final como inevitable epitafio. Se mira a sí mismo, hace que ella mire lo que son ellos, es decir, que mire en lo que ha venido a parar todo lo que eran y esperaban de sí mismos y de su amor. La decepción es total:
“¡qué grande ha sido nuestro amor!
y sin embargo, ¡ay,
mirá lo que quedó…!”
y sin embargo, ¡ay,
mirá lo que quedó…!”
La tragedia está concluida en su esplendor propio, como en toda tragedia lo más alto es lo más bajo, lo más grandioso es lo más terrible, el clímax es el peor momento. Así son las tragedias y el tango no es su excepción.
“Rara, como encendida,
te hallé bebiendo, linda y fatal.
Bebías, y en fragor del champagne
loca reías, por no llorar.
Pena... me dio encontrarte
pues al mirarte yo vi brillar
tus ojos, con un eléctrico ardor,
tus negros ojos que tanto adoré.
Esta noche, amiga mía,
el alcohol nos ha embriagado.
¡Qué me importa que se rían
y nos digan "los mareados"!
¡Cada cual tiene sus penas,
y nosotros las tenemos,
esta noche beberemos
porque ya no volveremos
a vernos más.
Hoy vas a entrar en mi pasado,
en el pasado de mi vida,
tres cosas lleva mi alma herida:
amor, pesar y dolor.
Hoy vas a entrar en mi pasado,
hoy nuevas sendas tomaremos,
¡qué grande ha sido nuestro amor!
y sin embargo, ¡ay,
mirá lo que quedó...!”
Música: Juan Carlos Cobián
Hay un libro de Lucía Gálvez que se llama Romances de Tangos, donde cuenta los sucesos que inspiraron algunos tangos como: El día que me quieras, Milonga triste y Nostalgias. Son historias reales y trágicas. Como siempre la realidad supera la fantasía. Abrazo.
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