lunes, 2 de diciembre de 2024

Eva, las biografías y Borges...

 


 Amigos extranjeros, apasionados por la figura de Eva Perón, me expresaban su desconcierto por haberse topado con relatos biográficos contrapuestos. Habían adquirido biografías que la mostraban, unas en la excelsitud de la santidad cívica y otras en el oprobio.

 Les traté de explicar, de manera sucinta y por enésima vez, las características apasionadas de los habitantes de estas tierras. Los escritores no son la excepción de nuestras cualidades personales, por ende, del mismo modo y con el mismo énfasis que unos te afirman una cosa, otros certifican la contraria. La verdad que siempre es esquiva, aquí es más escurridiza.

 Por si hiciera falta, les recordé que, más allá de nuestra proverbial vehemencia, la narrativa biográfica tiene una peculiaridad que Jorge Luis Borges expresó claramente:

 

“Tan compleja es la realidad, tan fragmentaria y tan simplificada la historia, que un observador omnisciente podría redactar un número indefinido, y casi infinito, de biografías de un hombre, que destacan hechos independientes y de las que tendríamos que leer muchas antes de comprender que el protagonista es el mismo. Simplifiquemos desaforadamente una vida: imaginemos que la integran trece mil hechos. Una de las hipotéticas biografías registraría la serie 11, 22, 33…; otra, la serie 9, 13, 17, 21..; otra, la serie 3, 12, 21, 30, 39… No es inconcebible una historia de los sueños de un hombre; otra, de los órganos de su cuerpo; otra, de las falacias cometidas por él; otra, de todos los momentos en que se imaginó las pirámides; otra, de su comercio con la noche y con las auroras. Lo anterior puede parecer meramente quimérico; desgraciadamente, no lo es…”

 



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