miércoles, 20 de julio de 2011

Lugares de terror… Día V. Semana del Terror en “La comedia terminó”. En la cornisa entre ficción y realidad. Arquitecturas para el miedo.

Carceri
  El romanticismo decimonónico fue convirtiendo el noble castillo medieval en un sitio apto para la historia de horror.
  Es lógico, pasa con cualquier propiedad que pierde su esplendor y sus habitantes. En realidad, pierde primero sus habitantes y luego su esplendor. Su antiguo esplendor porque nace otro esplendor, el esplendor del espanto.
  La casa abandonada de nuestra vecindad de la infancia tuvo también su pequeña leyenda, y ¿por qué no? su aventura de niños del barrio.
  Una casa, un departamento, cualquier propiedad que quede al descuido por años es ámbito propicio para el suceso macabro y el miedo. Mucho más un enorme castillo.
  Acaso deberíamos darle una releída a El castillo de Otranto, un clásico de la novela gótica inicial que ya proponía esto de adentrarse en castillos perdidos para pasar una noche pésima…acaso última…

   El arquitecto Piranesi fue más allá. Dibujó una infinidad de habitaciones infinitas “ad-hoc”. Ya no se trata de un lugar dejado sino algo construido para el sólo fin de que otros la pasen realmente mal.
Carceri
Carceri
  Es fascinante mirar las “Carcerí” de Piranesi. Cárceles inmensas, supuestas propiedades terribles y horribles cuyo único objetivo es que sean sitio de prisión y tortura, lógicamente, para inocentes. Lugares amplios, inmensos y tétricos en donde la víctima puede colaborar con sus gritos a “gusto” pues, parecen lejanas a todo aquello que pudiese ser una salvación.
  Recuerdo que Poe, en una biografía, confiesa haber pasado unos años de su infancia en una casa-escuela, y que si bien no era un sitio de espanto, nunca pudo ubicar con exactitud el lugar en donde se encontraba su habitación. Salía durante horas y miraba la casa y no podía saber en qué lugar tenía su hospedaje. Y Poe no era ningún tonto. Era un hombre que se destacó por la deducción, de hecho se lo reconoce como el fundador del género policial a partir de sus cuentos: “La carta robada”, “Los crímenes de la calle Morgue” y “Manuscrito hallado en una botella”. Sin embargo, esa casa que bastante marcó su primera educación le guardó para siempre el extraño secreto de la localización precisa de su habitación…
    Otra maravilla podría ser “Esa cosa al final de la escalera” de Ray Bradbury. El personaje vuelve a la casa de su infancia sólo para ver si se anima a subir al “cobertizo” que siempre temió porque allí había algo…
  Casas peligrosas hay muchas…tal vez deberíamos decir que el 90% de las historias de terror se sostienen dentro de la estructura de una propiedad que aporta el clima para lo peor.
  Los que pasamos la infancia en casas grandes o solariegas sabemos de esto. No voy a entrar en detalles personales, pero siempre era un problema llegar entrada la noche, que no haya nadie en casa y que estén las luces apagadas. En esos instantes la casa dejaba de ser un cobijo y mostraba un alma un poco enemiga. Encendía luces cuarto por cuarto… Otros niños “abandonaban” y “abandonan” pasada cierta hora, parte de sus hogares: o no van de noche al cuarto del fondo o al altillo o al viejo garaje…
  En fin, creo que si lo pensamos un poquito, todos tenemos nuestro sitio de terror, nuestra casa abandonada, nuestro castillo peligroso…
Carceri

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