Tengo debilidad por las
historias de Ciencia Ficción en la
que algún humano se debate sobre la posibilidad de amar una máquina y sus
implicancias morales. Si la máquina tiene características de “androide” pues
tanto mejor…
Y tengo un amigo que opina que
el día en que podamos comprar máquinas que sean réplicas humanas idénticas para
nuestro consumo personal, millones optarán por esta compañía. Los humanos serán
aún menos sociables entre sí, puesto que los androides bien programados nos
librarán de fastidios cotidianos, soledades y hasta conductas delictivas… Es un
planteo que daría para todo un debate: un señor o señora que se pasa la vida maltratando
a su cónyuge, ¿merecería ser denunciado o castigado por golpear a un androide?
Y ese mismo amigo me asegura
que cuando llegue ese día, la industria del mascotismo se vendrá abajo. Muchos
que hoy optan por la compañía de un ser vivo inimputable como un animal
doméstico, optarán por una máquina y adiós cuidados para perritos y gatitos…
En fin, no creo que llegue a
ver eso, así que por lo pronto, lo veo en una película.
De esto se trata el film del
2018 “Zoe”,
dirigida por Drake Doremus sobre
guión de Richard Greenberg. Por ahí
anda en el reparto con un papel secundario Christina
Aguilera (supongo que no es tan complicado hacer un papel de robot, pero lo
hizo muy bien), destacan por supuesto los protagonistas: Ewan McGregor, Léa Seydoux,
Rashida Jones, Theo James entre otros.
No es un film que nos perturbe
ni que nos implique demasiado. La debilidad afectiva del protagonista, en el
contexto que plantea el film, cansa un poco. Pero, personalmente, como el tema
me atrae, no generó disgusto alguno sino antes bien, un sentir similar al agrado...
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