El pasado viernes decíamos que sentíamos cierta subjetiva atracción por las canciones con nombres. En referencia a ello compartíamos el tango: “Gricel”. Hoy seguimos en la misma tesitura y disfrutamos de “María”, un tango cuya letra fue pensada por Cátulo Castillo y música del gran Aníbal Troilo. La voz potente e inigualable de Julio Sosa quien a diferencia de otras versiones hace una introducción narrativa…
Los
versos preferidos: “Tus ojos eran puertos/que
guardaban ausentes/horizontes de sombras/y un pasado de sol…”
María
“Acaso te llamaran
solamente María;
no sé si eras el eco
de una vieja canción,
pero hace mucho, mucho,
fuiste hondamente mía
sobre un paisaje triste
desmayado de amor.
El otoño te trajo
mojando de agonía,
tu sombrerito pobre
y el tapado marrón.
Eras como la calle
de la melancolía
que llovía, llovía
sobre tu corazón.
María,
en las sombras de mi pieza
es tu paso el que regresa;
María,
es tu voz pequeña y triste,
la del día en que dijiste:
“ya no hay nada entre los dos”.
María,
la más mía, la lejana,
si volviera otra mañana
por las calles del adiós...
Tus ojos eran puertos
que guardaban ausentes
horizontes de sombras
y un pasado de sol
pero tus manos buenas
regresaban clementes
para curar mi fiebre,
desteñida de amor.
Un otoño te fuiste,
tu nombre era María,
y nunca supe nada
de tu rumbo infeliz.
Eras como el paisaje
de la melancolía
que llovía, llovía
sobre la tarde gris.”
C. Castillo
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