Insistimos con otro tango de viernes o viernes de tango. Hoy hablamos de esa lluvia fina y helada que llamamos “garúa”. En un contexto de desamor, angustia y otras dolencias existenciales, andar por la noche bajo una persistente garúa desmoraliza a cualquiera… Mis versos preferidos de este tango: “…parece un pozo de sombras, la noche/y yo en la sombras camino muy lento…”.
Enrique
Cadícamo la letra y la música del gran Anibal Troilo. La voz, del mítico Roberto Goyeneche en esta versión.
Garúa
“Qué noche llena de hastío y de frío.
El viento trae un extraño lamento
parece un pozo de sombras, la noche
y yo en las sombras camino muy lento,
mientras tanto la garúa
se acentúa con sus púas
en mi corazón.
En esta noche tan fría y tan mía
pensando siempre en lo mismo me abismo
y por más que quiera odiarla,
desecharla y olvidarla
la recuerdo más.
Garúa,
solo y triste por la acera
va este corazón transido
con tristeza de tapera
sintiendo tu hielo
porque aquella con su olvido
hoy le ha abierto una gotera.
Perdido
como un duende que en la sombras
más la busca y más la nombra
garúa,
tristeza
hasta el cielo se ha puesto a llorar.
Qué noche llena de hastío y de frío.
Hasta el botón se piantó de la esquina.
Sobre la calle, la hilera de focos
lustra el asfalto con luz mortecina
y yo voy como un descarte
siempre solo,
siempre aparte
esperándote.
Las gotas caen en el charco de mi alma,
hasta los huesos, calado y helado
y humillando este tormento
todavía pasa el viento
empujándome.
Garúa…”
Enrique
Cadícamo.
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