Se cumplen hoy 35 años del
triunfo argentino en el mundial de fútbol de 1986.
Luego del último partido, el
director técnico Carlos Salvador Bilardo
estaba en el vestuario, sentado, de piernas cruzadas con cara de preocupación,
no festejaba. No festejaba el triunfo que todos en el mundo del fútbol más
desean, no festejaba haber logrado lo que prácticamente nadie logra. Sólo un
técnico logra cada cuatro años el campeonato del mundo, él lo había logrado y
no festejaba. Cuando los jugadores le preguntaron por su preocupación él dijo
que se debía a que nos habían hecho dos
goles de cabeza…
Había trabajado y pensado en
ello durante años, había tomado todos los recaudos…
Bilardo, fue y
es ese ser humano que solo piensa en fútbol. Algún día se le hará un gran
anecdotario, entre esas historias estará aquella en la cual durante la fiesta
de casamiento de Maradona les pedía
a los jugadores de la selección que bailaran cerca de los jugadores europeos
invitados, potenciales contrincantes para calcular sus alturas. En otra
oportunidad, cuando se encontró con otros jugadores detenidos en un peaje
policial de una autopista, comenzó a diseñar y explicarles jugadas en el
parabrisas empañado del auto…
Así es este campeón del mundo…
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