Mi padre me contaba que antes, hace mucho tiempo, cuando un jugador convertía un penal no lo festejaba.
Saludaba
a sus compañeros como si fuese hoy un tiro libre de básquet o un punto en un
doble de tenis, es decir una palmadita de camaradería y listo…
Y
esto era así aunque el gol del penal valiera un campeonato.
No
lo festejaban porque les parecía que fusilar al arquero desde unos pocos pasos era
casi una deshonestidad deportiva.
Esto
sucedía digo, cuando mi padre era el espectador. En el fútbol de mi niñez los
jugadores que convertían el penal festejaban moderadamente.
En
la actualidad festejan con champaña si pudieran.
Ronaldo
mete el cuarto gol de penal contra el Atlético de Madrid, es decir un gol de
penal en un partido liquidado y a
minutos del final pero el tipo lo
festeja tremendamente como si le fuera la vida en ello o si tuviera que
demostrar algo a alguien… Corre, se saca la camiseta, expone musculatura, se
abraza, bueno, ya lo han visto…
Pero,
ahora sabemos que así lo hizo porque la Paramount
está filmando “Cristiano, the movie”.
¡Oh!,
señora ficción, “imperatrix mundi”.
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