sábado, 5 de noviembre de 2011

Zombies, en la ruta literaria

“Quebraré las puertas del mundo inferior.
Yo levantaré los muertos roídos y vivos
para que los muertos superen a los vivos…”
Gilgamesh
 
  
  En la llamada “Semana del terror” de nuestro blog, se pudo observar en el día IV una alusión al tema zombie: “Los zombies nunca mueren” 19/07/11. Allí, la única referencia literaria sobre el tema rondaba acerca del libro de Wade Davis, La serpiente y el arco iris, publicado en los años ’80; sin embargo, nos extrañábamos un poco, ya que el tema aparecía claramente abordado mucho antes por la película de 1932 “Zombi Blanco” protagonizada por el mítico Bela Lugosi.

  No obstante, como el espíritu de aquella semana era hacer una reflexión sobre el terror y la realidad, el tema “giró” hacia otro tipo de acotación y, la curiosidad de que una película brindara anticipadamente más datos que el libro de Davis de la década del ’80, fue dejada allí, sin más ahondamientos.

  Hoy, el deseo es el de saldar esa deuda con respecto al origen literario del asunto.

  Parece ser, en principio, que la palabra zombie/zombi,  se relaciona con jumbie”, un antiguo vocablo caribeño que significaría “fantasma”, también, posiblemente con la palabra “nzambi”, “espíritu de un muerto”, en el idioma usado en la República del Congo y Angola, “kikongo”.

  En lo que concierne a la temática literaria más que a la palabra misma, es decir al hecho del regreso de los muertos, la más antigua referencia que he hallado es en esta posible cita sumeria de Gilgamesh con la que se inició esta nota. También se suelen ver como originarios de esta temática zombi a los dragur (en la mitología nórdica: Noruega, Suecia, Dinamarca), vocablo traducido como “el que camina de nuevo”. Otra referencia podría ser la mesnada o grupo armado conocido como “La mesnada  Hellequin”: la cabalgata de un grupo fantasmal de exploradores ataviados con indumentaria de caza en una desenfrenada persecución a través de los cielos, a lo largo de la tierra. En general, a todo lo que incluya a ejércitos de muertos aparecidos en obras de la Baja Edad Media, se lo puede considerar como antecedentes remotos del “mundo zombi”.

  Sin embargo, tal vez, la primera referencia literaria occidental sea la novela de Pierre Corneille Blessebois, de 1697 Le zombi du grand Pérou.

  La otra podría ser un tratado sobre el territorio haitiano que escribió en 1797 Moreau de Sait-Méry. En dicho tratado usó, reitero, en 1797, la palabra “zombi” para referirse a los revenants (revinientes, aparecidos). Explicaba en dicha obra que a los esclavos se les prohibía enterrar a los muertos, pero que los deudos, naturalmente, de manera clandestina no dejaban de hacerlo apuradamente y a escondidas; los entierros,  por lo tanto,  eran poco profundos por lo que las inundaciones sacaban los cuerpos a flote (bogarían, flotarían libremente) y ahí tendríamos una primera explicación natural para el regreso de muertos en estado de descomposición…

  Finalmente, y todavía mucho antes que el libro La serpiente y el arco iris, podemos encontrar el libro de William Seabrook (1929): La isla mágica uno de sus capítulos se llama “Muertos trabajando en los campos de azúcar”.

   Todo lo demás fue tarea cinematográfica, video game y, como dijimos en la nota de julio, ese extraño anhelo de matar sin cargo de conciencia alguno…

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