Dos poemas que tienen como referente esa edad en la voz del “yo poético”.
Condescendencia
“He tenido la suerte de
los grandes.
Sobreviví a una ola de
mar
a la explosión de un
horno
a un abusador
encapuchado.
Sorteé la traición de
una anestesia
el error de un
antibiótico
las demandas de mi
propia mente.
Tiempo después desanudé
la oscuridad de un túnel
resistí los clavos de
una cama de faquir
y digerí algunos sapos.
Cincuenta y dos años
son mucho más que mucha
resistencia.
A esta altura sé
que por la forma de
milagro que tiene mi vida
a la muerte, al final,
le concederé la última batalla
por piedad pura.”
Silvina Vuckovic,
“Litopoesía”
Por Alguna Razón
“Compré café,
cigarrillos, fósforos.
Fumé, bebí
y fiel a mi retórica
particular
puse los pies sobre la
mesa.
Cincuenta años y una
certeza de condenado.
Como casi todo el mundo
fracasé sin hacer ruido;
Bostezando al caer la
noche murmuré mis decepciones,
escupí sobre mi sombra
antes de ir a la cama.
Esta fue toda la
respuesta que pude ofrecer a un mundo
que reclamaba de mí un
estilo que posiblemente no me
correspondía.
O puede ser que se trate
de otra cosa. Quizás
hubo un proyecto distinto
para mí
en alguna probable
lotería
y mi número no salió.
Quizá nadie resuelva un
destino estrictamente privado.
Quizás la marea
histórica lo resuelva por uno y por todos.
Me queda esto.
Una porción de vida que
me cansó de antemano,
Un poema paralizado en
mitad de camino
hacia una conclusión
desconocida;
un resto de café en la
taza
que por alguna razón
nunca me atreví a apurar
hasta el fondo.”
Joaquín Giannuzzi
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