Foto de autor desconocido (aunque me hubiera gustado serlo). |
Hoy, Cortázar:
“Aplastamiento de las gotas
Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera
tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen
plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece
una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el
cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a
caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no
quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la
barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf,
deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.
Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco
y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas
desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y
aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.”
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