Pero
otros, trabajaron por la fama sin dejar librado detalle.
Es el caso
de André Gide.
Sabemos
por su biógrafo, J. Delay, que un
amigo le pidió prestado dinero a Gide y
éste se lo dio reconociendo su propia avaricia pero sólo porque quería “cuidar su biografía”.
Claro,
no contaba con que los biógrafos lo cuentan todo, a veces, hasta lo que no ha
sucedido de ese modo…
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