martes, 21 de junio de 2011

Stephen Crane. Por la gloria del emblema rojo…

   Hace poco, por cuestiones no muy explicables, releí “El rojo emblema del valor” o “La roja insignia del valor” según traducciones locales y, nuevamente, disfruté de aquello tan especial que tiene esta novela y que la hace distinta, digna de un autor especial

   Salvando las distancias, tiene ese toque paradójico que inauguró “El Quijote de la Mancha”. Sabemos  que la obra de Cervantes fue, en su momento, una crítica a las novelas de caballería y, sin embargo, es una gran novela de caballería, acaso la mejor novela de caballería de todos los tiempos. Y “El rojo emblema del valor” posee esa fórmula: algunos críticos la ven como la novela antiépica y sin embargo emana el espíritu épico en cada página, otros la ven como antibelicista y es una narración bélica por donde se la mire. La han observado como una novela de iniciación puesto que el protagonista sufre una gran transformación interior, pero, sin embargo, otros ven, en esta obra, que ese mismo protagonista cree que ha llegado a una madurez a la que en realidad no ha accedido, es decir una transformación que en realidad no fue, ni tanta, ni tal. La han visto otros estudiosos como un mensaje cifrado de Crane que muestra a un héroe que supone haber logrado la madurez y la valentía cuando, en realidad, no tiene en firme ninguna de ambas cosas…

    Tal vez, es por estos dilemas  que el  “El rojo emblema…” sea tan maravillosa.

    Yo no dejo de señalar el hallazgo narrativo de mostrar al ejército como un organismo vivo y a los soldados como máquinas. El ejército sangra, suda, grita, se queja, se recompone; los hombres que lo conforman se presentan como piezas de un engranaje…

   Por otra parte, los personajes no son nombrados por el narrador: “el muchacho”, “el soldado corpulento”, no obstante, los vamos conociendo con nombre y apellido a medida que dialogan y se nombran mutuamente.


     Genialidades de este autor norteamericano, Stephen Crane a quien la malvada y enamoradiza muerte se llevó a los 28 años como suele hacer con muchos de los grandes…


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