lunes, 19 de diciembre de 2022

Messi: hay un día después de la gloria…

 


 Sería extraño que no nos refiriéramos al deporte que por estas tierras más nos apasiona. Sería más raro aún que habiendo triunfado en la máxima contienda que ofrece este deporte nos quedáramos callados…

 Alguna vez, en este espacio, hablamos del jugador emblema, no hace falta nombrarlo, tiene la categoría de las deidades de antaño. Hablábamos en este espacio dolidos por cuatro instancias finales perdidas, por su actitud de deambular cabizbajo como mirando el campo de juego buscando explicaciones, buscando la solución a un enigma que se le hacía imposible. Hablamos en este espacio también de su falta de capacidad simbólica para liderar y como decimos en estos lares “ponerse la situación y el equipo a hombros”.

 Pero ahora hablamos de la misma deidad en su gloria. Es el mismo pero es otro, fue otro, todo por lo que le reprochábamos fue desaparecido. Se irguió distinto, magno y mago en lo suyo.

 Dignísimo, abnegado, irrefutable…

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