sábado, 10 de diciembre de 2022

Con novedad en el frente… última consideración…

 Ha fastidiado tanto mi espíritu la última versión cinematográfica de “Sin novedad en el frente” que todavía podría dedicarle varios días y varias entregas, pero trataré de  ponerle fin al asunto.

 Podría hablar de escenas memorables de la novela que fueron omitidas en esta versión y que habrían sido una oportunidad para destacar algo cinematográficamente dramático y artístico, pero no hablaré de ello, trataré de hacer justicia con el personaje de Stanislaus Katcinsky, Kat, y en su figura con todos los soldados veteranos de toda guerra.


Louis Wolheim (derecha), Kat 1930


Ernest Borgnine, Kat 1979

 Como dijimos en entradas anteriores, en el film estrenado este año y disponible en Netflix, el soldado Kat no es mucho más que un ladrón de gallinas y huevos que se ha ensañado con incursionar de manera insistente y reiterada en una especie de granja modelo en perfecto estado y condiciones instalada en la campiña francesa ocupada por los alemanes. Porque sepa el amigo lector que en esta versión cinematográfica, hay en el frente de guerra edificios en pie, pueblos no devastados y estancias y granjas en perfecto estado y funcionamiento sobreabundando de animales y granos contrariando lo que nos dicen los libros de historia, la novela de Remarke y por supuesto sin nombrar la detallada crónica de Junger, “Tempestades de acero”, para la cual este film no resistiría el  más simple análisis.

 Y retomamos la mirada sobre este personaje porque tratarlo de esta manera es deshonrar el arquetipo que encarna, es traicionar y mancillar el honor y la memoria de este tipo de personas. Claramente, podríamos comprender que Kat no haya existido como tal, pero también se entiende que en toda guerra hay y hubo siempre un soldado Kat (ya sabemos en estas tierras que no hubo un tal Martín Fierro, pero todo gaucho ha sido y es Martín Fierro). Kat es el soldado que puede o no tener jerarquía pero su distintivo es ser veterano. Cuando uno llega a la trinchera, se encuentra con alguien que hace tiempo está allí, que ha sobrevivido a otras batallas, incluso hay quienes han estado en más de una guerra. Es ese tipo quien te ayuda a superar miedos, a identificar los ruidos de la guerra, es el que te dice que si estás cerca de él nada malo podrá sucederte aunque en realidad te estará enseñando a luchar, te estará enseñando a que el miedo no te paralice y finalmente te estará enseñando a morir. Es un amigo y a veces un padre. En este caso es un zapatero de pueblo así como en “Rescatando al soldado Ryan” el capitán Miller era un maestro de escuela. Sin duda que el Kat de la novela de Remarke es un hábil procurador y rastreador de comida tanto para su sustento como para el de todo el grupo ya que siempre está buscando alimentos para los demás y si bien se procura con Paul unos gansos, no se pasa la guerra robando granjas sino que es hábil canjeando, buscando y negociando raciones oficiales, y encontrando alimentos allí en los sitios que fueron devastados por la artillería y en donde todo ha sido abandonado. En el nuevo film se lo ve como un hambriento sin límites que ya con la guerra finalizada sale a robar porque se despertó con ganas de desayunar…

 Indignante la presentación de este personaje en el modelo narrativo de los guionistas de esta versión deshonrando la memoria de esos soldados veteranos que estuvieron en cada guerra, en las tropas de Alejandro Magno como en las de César, en las de Napoleón como en las de San Martín, en las tropas confederadas como en las yankees, en nuestros federales como entre los unitarios, en las del conflicto de Vietnam en el bando que fuere, en Ucrania hoy como en Rusia también. Tratar de ladronzuelo esta figura es insultarlos a todos.

 Y como ya no creo en la inocencia de nadie, me da a pensar que en esta película, esa fue la intención…




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