No voy a transcribir la reconstrucción de una
trasnochada discusión de amigos. Sólo diré que hubo una jornada nocturna de
diálogos tan útiles como inútiles y de ello concluí por la mañana que, actualmente, circulan más mentiras pero duran menos.
Las antiguas patrañas tenían, hace tiempo, más
lentitud de difusión, había menos poder para desarticularlas y una geografía
tecnológica tan elemental que la transmisión oral no hacía otra cosa que
engrandecerlas.
Así fue cómo, los vientos costeros se convirtieron
en sirenas aladas y las sirenas aladas se convirtieron en mujeres medio pez y
las sirenas medio pez perduraron hasta dejarnos alguna potable enseñanza. Hasta
alguno se aventura hoy a decir que Troya nunca cayó en manos de los aqueos y
que Homero no fue más que un conjunto de relatores orales que transformaron el
fracaso militar en victoria, algo así como lo que EE.UU hizo con Vietnam a
través del cine: perder en el campo de batalla y ganar en las pantallas
cinematográficas.
Claro, el costo de las "mentiritas" más numerosas pero
de menos duración es que no se van a construir bellas leyendas o dignas
mitologías…
Tal vez, ya no necesitemos más historias legendarias
y estemos bien con aquellas que tenemos…
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