La literatura es belleza siempre, incluso en sus
muestras más trágicas, sino no sería ella misma…
Alberto
Moravia retrata la post-guerra de su Italia en aquel
olvidado “La Campesina”:
“… Era como una feria, sólo que no había nada que vender ni comprar, salvo
la esperanza de días mejores, y los que podían vender aquella esperanza, o sea,
los americanos, parecían indiferentes y distantes y los que hubieran querido
comprarla, campesinos y refugiados, parecía que no supiesen cómo adquirirla…”
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