miércoles, 4 de septiembre de 2013

Todos deberíamos tener un parque de diversiones abandonado…

 ¡Cuántos escritores habrán elegido un parque de diversiones abandonado como escenario de una buena (o no tan buena) historia de terror! ¡Cuántos guionistas de historietas, cuantos guionistas cinematográficos! Pienso esto que es cómo decir, cuánto libro, cuánto comic, cuanta película cuya historia sucede en este sitio…






 En nuestra tierra, para nunca ser menos, tuvimos y acaso tenemos uno de los más grandes que está siendo recién ahora desguazado parcialmente. Es de los años ’80 y durante décadas fue escenario espeluznante…

 Transcribo fragmentos de un diario local:

“Fue construido con la ambición de convertirse en uno de los parques de diversiones más espectaculares del mundo. Obra impulsada por el intendente de la dictadura, Osvaldo Cacciatore, le costó al estado 220 millones de dólares. Pero nunca funcionó con cierta normalidad… Solo se mantendrán en pie la Torre Espacial (ahora cerrada), la montaña rusa y la doble rueda; la primera porque cuenta con protección patrimonial, pero las otras dos atracciones, porque su desarme es demasiado costoso… Las ruinas de un paseo que llegó a tener 50 atracciones y capacidad para recibir a 80.000 personas al mismo tiempo.”


Particularmente pienso que cada ciudad que se precie de tal debe tener dos parques de diversiones uno funcionando maravillosamente y otro abandonado, para que nunca olvidemos que el miedo es un estado y un lugar…






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