miércoles, 27 de febrero de 2013

Intercambiar el alma…


  El intercambio de almas ha sido un “lugar literario” medianamente frecuentado, Hollywood abusó del recurso.

  Films en que las almas se cruzan por un desperfecto eléctrico, por un hechizo rudimentario, por un demonio aburrido, etc.

   Pero por comer un helado es algo que la cinematografía no tuvo aún en cuenta.

   Leo a César Aira en Cómo me hice monja“No sabía cómo ni por qué, pero no era la misma. Por lo pronto, mi memoria había quedado en blanco. Antes del incidente de la heladería, no recordaba nada. Quizá tampoco eso lo recordaba bien. Quizá se había hecho en realidad un trueque de vidas: la del heladero por la mía…”



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