miércoles, 5 de octubre de 2011

Lírica de la “angustia estudiantil” III.

  Es un deleite ver cómo esta temática ha sido abordada por grandes autores.

 En esta “entrada”, cerramos el tema, por ahora, con esta magnífica obra en la que Baldomero Fernández Moreno explicita las vivencias interiores de todo aplazado.

  Acaso, en la desventura del joven Friedt se cifren todas las angustias y temores de los que fuimos y somos estudiantes antes de que el tiempo nos devolviese, como maravilloso, todo lo que ha pasado por el prisma de lo irrevocable…,
Un Aplazado
“De pronto, como un breve latigazo,
mi nombre, Friedt, estalló en el aula.
Yo me puse de pie, y un poco trémulo
avancé hacia la mesa, entre las bancas.
Era el examen último del curso
y al que tenía más miedo: la gramática.
Hice girar resuelto el bolillero
Las dieciséis bolillas del programa
resonaron en él lúgubremente
y un eco levantaron en mi alma.
Extraje dos: adverbio y sustantivo.

Me dieron a elegir una de ambas
y elegí la segunda. -¿Y qué es el nombre?
díjome uno y me asestó las gafas.
Sentí luego un sudor por todo el cuerpo,
se me puso la boca seca, amarga,
y comprendí, con un terror creciente
que yo del nombre no sabía nada.
Revolvía allá adentro, pero en vano,
me quedé en absoluto sin palabras.

Y empecé a ver la quinta en qué vivíamos:
el camino de arena, cierta planta,
el hermano pequeño, mi perrito,
el té con leche, el dulce de naranja,
¡qué alegría jugar a aquellas horas!
Y sonreía mientras recordaba.
-¡Pero señor -rugió una voz terrible-,
el nombre sustantivo, una pavada!-
Torné a la realidad: sobre la mesa
los dedos de un señor tamborileaban,
cabeceaba blandamente el otro,
el tercero bebía de una taza.

Hacía gran calor. Yo tengo una
cara redonda, simple, colorada,
los ojos grises y los labios gruesos,
el pelo rubio, la sonrisa clara.
Yo quería jugar, no dar examen
darlo otro día, sí, por la mañana...

Se me nubló la vista de repente,
los profesores se me borroneaban,
adquirió el bolillero proporciones
gigantescas, fantásticas,
oí como entre sueños: Señor mío,
puede sentarse... -Y me llené de lágrimas.”

2 comentarios:

  1. Que bien escribe Baldomero...por un segundo me vi dando lingüística I... que pesadilla!!

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  2. ¿Podríamos decir que todos, en algún momento, fuimos Friedt?

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