Inauguramos hoy una pequeña
sección que consistirá en comentar de manera subjetiva y caprichosa un film
cada miércoles: “Miércoles de Película”.
Como somos inconstantes, lo
haremos por el tiempo que sea que nos dure el entusiasmo.
El film de hoy es Sweat, una coproducción polaco-sueca (parece extraño sí), del año 2020 con la dirección y guión de Magnus von Horn. Protagonizada por una convincente y bella: Magdalena Kolesnik.
El mundo de los influencers es
muy amplio...
Los hay de todo tipo.
En este film, vemos a una joven motivadora de fitness.
El tratamiento de la
historia nos transmite esa sensación agotadora que sufre todo influencer y no
porque, en este caso, la joven se la pase haciendo gimnasia aeróbica, podría
hacer eso como coleccionar estampillas, la actividad referencial no es el
problema.
Supongo que el problema es la necesidad
permanente de exposición. Sostenerse en publicar instante a instante casi todo
el tiempo. Hacer pública la vida cotidiana y sostenerla en esa especie de
“felicidad” que todos quieren creer y por lo tanto, como público exigen,
resulta agobiante.
Es un excelente film en este
sentido, si hablamos del tratamiento del tema.
Personalmente confieso que me parece distinguir en los ojos de los influencers, un destello ínfimo, oculto, secreto de angustia en todos
estos/as jóvenes...
Hay algo de triste, de agobio
en el fondo de sus miradas a pesar de que el humor, la anécdota simpática
autorreferencial, la gracia constante intenten ser de sostenimiento
permanente.
La razón es muy simple, si uno
se pasa la vida tratando de publicar su vida es posible que no se vivan cosas muy apasionantes. Para tener
algo que contar hay que vivir. Vivir abiertamente, vivir algo propio, no con un
móvil o una cámara en la mano, vivir íntimamente y luego, si se quiere,
contarlo…
En el film observamos la
paradoja entre esta “celebridad” de las redes seguida por cientos de miles y su
profunda soledad como así también esa insoportable “necesidad” de ser siempre
el centro de atención. Recomiendo ver detenidamente cuando la joven acapara la
fiesta familiar del cumpleaños de su madre…
Por eso, abundan quienes hacen
contenidos sobre un gusanito vivo que encontraron en la lechuga, alguna confusión
cotidiana, historias mínimas de un paseo de supermercado o una salida de
domingo. Convocan a seguidores/as para que voten si les gustaría un cambio de
coloración de pelo, un nuevo tatuaje... Las anécdotas de turistas son toda la
gran aventura y la exposición de relaciones afectivas se equiparan a un ascenso
al Everest.
Insisto, yo los suelo notar
agobiados, algo tristes.
La película Sweat,
mi recomendada para quienes les guste reflexionar un poco sobre este tema
disponible en plataforma MUBI.
Mención especial y última sobre la actitud de la joven que amenaza con
quitar su auspicio a una casa de comidas porque le envían su alimento
específico en envase de plástico. Me causa ternura ese higienismo ingenuo
aunque algo culposo. Al igual que esas campañas mediáticas para salvar al
planeta de la contaminación que se suelen hacer desde todos los instrumentos
móviles que podamos imaginar cuya fabricación son usinas contaminantes…
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