Es posible
que la historieta siga con vigor en algunas regiones del planeta que, realmente
no conozco.
Sí, puedo
asegurarles que en este país del sur, la historieta es casi una “doctrina
secreta”.
Ya no se
publica y, por ende, ya no es como el “pan de cada día” que fue en
nuestra niñez.
Creo
poder decir sin equivocarme que ninguna revista de historietas se está
publicando aquí por lo pronto.
Entiendo
que, en términos generales, es un género que ha sido avasallado por la imagen móvil,
la propuesta de las series televisivas, el apogeo del ciber-cine que estamos
consumiendo entre otras cosas.
Entiendo
también que los costos de publicación en papel son altísimos y que, en otras
épocas, comprar una revista de historietas era algo que estaba al alcance de la
mayoría de los niños. Se podía comprar una revista con esas pocas monedas que
conseguíamos, incluso había sitios en los que se podía “alquilar” las revistas:
los niños aportaban al “kiosquero” unas monedas y uno leía una revista allí
mismo, la dejaba en su lugar para la venta y luego tomaba otra…
Ese mundo
ya no existe…
Aquella
posibilidad de leer revistas de historietas era comparable a lo que hoy sería
la “tv. on demand” (VOD) o “video bajo demanda” para decirlo
en español.
Así como
los consumidores de algún programa televisivo, no tienen que estar sujetos a
horarios y grillas de programación, así, los niños que éramos podíamos acceder
a las historias de nuestros héroe y personajes preferidos cuando lo deseábamos.
“Aquellos
fueron los días…”
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