Zhen
Wang Huang,
es un señor nacido en Indonecia
y se convirtió en Rudy
Kurniawan…
Parece
que con algunos buenos dineros que le enviaba su familia pudo ir
haciendo
su aparición en el mundo de las subastas de vinos de
EE.UU. frecuentadas
por coleccionistas millonarios y para, no hacerles larga la historia,
el caso es que pudo hacerse lugar en
los más exclusivos círculos de solventes enófilos, que solían
hacer reuniones para descorchar botellas que valían como mínimo
15.000 dólares.
Rudy
siempre aparecía con la etiqueta anhelada por muchos y desarrollaba
actividades de encantamiento para captar la atención con su
increíble capacidad para reconocer a ciegas hasta la parcela exacta
del viñedo donde se había cosechado la uva utilizada en tal o cual
vino. No podría certificar si esto no tiene algo de leyenda...
En
2007 se lo consideraba como el dueño de la mejor y más grande
bodega privada del mundo y acaso lo era...con unos detalles “menores”
por supuesto…
Podía
pagar en subastas de vino hasta un millón de dólares como si nada
fuera.
“Hazte
la fama…” dice el proverbio…
Comprar
vinos no tiene nada de malo, el tema es ponerse a vender, en
especial cuando uno comienza a vender algo que ha inventado,
modificado, resignificado o falsificado, por así decir, sin más…
Se
convirtió en un exitoso vendedor de vinos de altísima calidad: de
hecho batió todos los records al lograr hacerse de 30 millones en
una sola subasta de vinos a principios del 2000…
Pero…
Vendió
alguna que otra botella de vino “embotellada” entre 1945 y 1971
de una bodega que comenzó a embotellar en 1982…
Entre
otras discrepancias temporales…
El
registro del tiempo es tan cruel...
De
ahí en más es lo que cualquiera pueda ver en las series
norteamericanas: llega a casa el FBI y hace de las suyas y descubre a
un hábil falsificador de vinos con sus botellas corchos y etiquetas…
Eliminaron
5000 botellas…
Pero
calculan que andan por ahí unas 10.000
Tal
vez, todo sea para que reflexionemos sobre lo verdadero y lo falso…
Miles
de vinos
que los mejores bebedores podrían
catalogar
como maravillosos y acaso excelentes
descansan
en las más selectas bodegas privadas…
Y
se beben con mucho placer…
Creo
que de todos los embaucadores Rudy es el más perdonable, tal
vez porque el contenido de sus botellas apacigua en parte el dolor de
ser estafados…
Propongo
reconocer la existencia de vinos “Rudy Kurniawan”
y desgustarlos como lo que son: buenos vinos (la falsedad pasa por
otro lado).
Acaso
cuando termine de pagar su deuda con la sociedad pueda volver al
ruedo como un creador de vinos tan parecidos a los “no falsos”
como deliciosos...
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