Fotog.: P.S. |
“El grafitero
suele empezar muy joven y lo deja pronto, entre los 15 y los 20 años, que es el
momento de más actividad, y es por eso precisamente. Yo cuando he estado con
ellos, en España, en Portugal y en Italia, intentando reunir material para
contar ese mundo, he descubierto con asombro cosas casi militares. Me ha
recordado, en inocuo, en no tan peligroso, por supuesto, pero sí en cuanto a
las maneras, escenas de mi vida como reportero, cuando uno estaba en territorio
enemigo, territorio comanche como yo digo. Toda esa parafernalia que es casi
militar, adrenalina, tensión, peligro, crea un mundo que a los jóvenes, que no
tienen otras cosas ni otras emociones ni otras adrenalinas, los seduce
bastante…”
Fotog.: P.S. |
“..uno de ellos me dijo, `hay imbéciles
que se tiran de un barranco o con una cuerda, o se tiran con unas alas por un
desfiladero, pues yo hago esto, yo pinto trenes de noche y me juego mi libertad
y mi dinero, o el dinero que no tengo´. Es
una motivación tan buena como cualquiera…”
Y así
es…
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