Siempre quise escribir un cuento que tratase sobre esa manera de “seguir vivos” en los papeles una vez
que uno se ha muerto…
Los amigos y familiares que ya no están y figuran en la guía telefónica,
en listados administrativos, en alguna boleta de pago.
Ya que venimos citando a Bradbury, aquí lo transcribo en una entrevista que le hizo Sam Weller:
“Mi agenda telefónica es una lista
de muertos”… “Estoy tan viejo, casi todos mis amigos están muertos y no tengo
el valor para borrarlos de mi agenda”.
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