sábado, 20 de febrero de 2016

¡Umberto!




 Librerías y editoriales dicen que aumentan las ventas de un autor cuando éste muere…

 Triste recompensa la del escritor. Casi como la gloria de los guerreros: “¿Quieren la inmortalidad? Ahí la tienen” dice el aqueo señalándoles a sus compañeros el campo de batalla de donde seguramente ya no volverán con vida…

 Pero Umberto Eco ya era inmortal antes de morir…

 Igual, se nos permite pecar y comprar, ahora que ha muerto o a confirmado su inmortalidad, aquel libro de su autoría que nos faltaba leer.

 Se nos permite leer también, porque ha muerto o porque ya no morirá jamás, aquella obra que nos fascinó.

 Propongo por mi parte “El péndulo de Foucault”.

 “En la mano, mi sombrero” dice Rafael Alberti por Garcilaso y yo, por ti Umberto, por ti.








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