Si hay un libro que no pude disfrutar jamás ese libro es “El ruido y la furia”, no
obstante, este fragmento me resulta maravilloso:
“…me volví escuchando el reloj.
Era el del Abuelo y cuando Padre me lo dio
dijo Quentin te entrego el mausoleo de toda esperanza y deseo…Te lo
entrego no para que recuerdes el tiempo, sino para que de vez en cuando lo
olvides durante un instante y no agotes tus fuerzas intentando someterlo.
Porque nunca se gana una batalla, dijo. Ni siquiera se libran. El campo de
batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y
la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles…”
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