A veces, el alma no
puede evitar la nostalgia…
Yo era
un niño y tú acariciaste mi cabeza.
"Yo era un niño pero
no lo sabía demasiado.
Pensé que amaba,
que todo eran miradas en
los sueños,
vísperas de besos en los
labios,
vísperas de labios en los
besos.
Tú pasaste y acariciaste mi
cabeza
sin detenerte salvo para
mirarme apenas.
Yo entendí tu corazón y el
mío,
habló tu mano en la caricia
efímera
-tal vez todas las manos
hablen y yo sólo pude entender la de ese día-.
Escuché las palabras de tu
mano,
entendí tu corazón y el mío
y supe que aquello era todo,
supe que consumabas toda
cercanía,
y que llegabas para decir :
“tengo que irme”.
Luego, tu paso siguió el
destino de los pasos
y cumpliste tu palabra para
siempre."
P.S.
Fotografía de Anne Marieke Van Drimmelen |
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