Esos “teléfonos inteligentes”
que ya devienen en “mincomputadoras
portátiles” ¿qué otro servicio principal ofrecen sino el paliativo a
cualquier soledad?
Sé lo que dirá amigo lector: la “sacrosanta”comunicación, la “sagrada”
conectividad, la necesidad imperativa de información, la validez de estar todo el tiempo “on line” en todas las redes sociales, etc, etc, etc…
Todo muy cierto y sin embargo el principal “beneficio” es esa permanente
sensación de no estar solos, el antídoto a mano contra la soledad.
Siempre hay alguien en alguna red social que sube algo, que contesta, que
dice alguna estupidez. Acaso un compañero cualquiera de cualquier actividad, no
un amigo, alguien, no importa quien sea, muchos y muchas están allí para entablar una
conversación eventual en todo instante.
En otro tiempo, cuando estas tecnologías no existían, un amigo lejano
era la lejanía total y si no había nadie con quien hablar, realmente no había
nadie con quien hablar.
Hoy, puede que en algún momento no tengamos nadie con quien hablar
realmente, pero ya no lo percibimos.
Hay que tener coraje para asumir momentos de soledad.
Pocos están preparados para ello.
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