El ensayista Gustavo Bueno, autor del abigarrado ensayo “El mito de la felicidad”
desliza, así como así, una visión bien biológica o biologista de la humanidad
que no se me había ocurrido tan a las claras.
Creo que echa por tierra y de un tremendo
“plumazo” esa mirada tan personal de lo que soñamos que somos como humanos:
“El principio de felicidad pierde toda la
importancia filosófica que ha tenido asociada y se convierte, a lo sumo, en un
principio `técnico´, regulativo, de carácter práctico, para todos aquellos
tecnócratas que investigan los métodos más eficaces orientados a conseguir que
los hombres o el género humano, en cuanto `masa viviente´ o `biomasa específica´
distribuida en millones de vesículas
encerradas en sus estuches epidérmicos, e interactuando de diverso modo,
acaso de modo solidario, mantengan las constantes de presión y temperatura más
adecuadas para que se desarrollen regularmente las secreciones internas de
sentimientos de seguridad, tranquilidad, apetito, satisfacción…felicidad.”
Se ve que he leído poco en esta vida…
Nunca se me había ocurrido ver al ser humano
(y por ende a mí mismo) como “vesículas encerradas en estuches
epidérmicos”.
Para desvelarse pensando en esto…
*”Interiors”:
obra dramática con puesta en escena de Mathew Lenton en la que los espectadores
acceden mirando detrás de una ventana.
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