jueves, 13 de junio de 2013

“¿Son feas las brujas? tercera parte” o “El secreto está en el ungüento”…


  Insisto con Cervantes, creo que resuelve la cuestión.

  Las brujas se untaban…

  Hacían extravagantes ungüentos con los que se embadurnaban todo el cuerpo y entraban en éxtasis.

  Y no eran bellas pero en trance se sentían bellas.

  Y gozaban de placeres perdidos…

  Y hasta pudiera ser que la untura les diese una hermosura tan atractiva como fugaz o  que sólo lo soñaran.

  Transcribo a Miguel, el grande:


''Pero dejemos esto y volvamos a lo de las unturas; y digo que son tan frías, que nos privan de todos los sentidos en untándonos con ellas, y quedamos tendidas y desnudas en el suelo, y entonces dicen que en la fantasía pasamos todo aquello que nos parece pasar verdaderamente. Otras veces, acabadas de untar, a nuestro parecer, mudamos forma, y convertidas en gallos, lechuzas o cuervos, vamos al lugar donde nuestro dueño nos espera, y allí cobramos nuestra primera forma y gozamos de los deleites que te dejo de decir, por ser tales, que la memoria se escandaliza en acordarse dellos…”



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