Puede que alguien diga sarcásticamente que se
necesita resucitar a una estrella porque ya no las hay como antaño…
Podría ser cierto, pero no pienso en ello.
Sólo agradezco a la “magia cinematográfica” a la gran “máquina de los sueños” que nos devuelva a Audrey Hepburn con
esa belleza de pureza única, degustando un chocolate como nadie mejor lo
puede hacer en toda la Tierra.
Nota: trabajo de digitalización sobre el film “Vacaciones en Roma” de 1953
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