viernes, 22 de junio de 2012

Las hadas de Conan Doyle…



  Inclinado, como muchos de su tiempo, a los “descubrimientos” del espiritismo, se sintió llamado a escribir El libro de las hadas” seducido sobremanera por el entusiasmo que le produjera el hecho de que llegaran a sus manos las fotografías tomadas por “las niñas de Cottingley” (Frances y Elsie). En las mismas se veían a una de ellas con la mirada sin objetivo claro, con una mano en la barbilla, muy cerca de un grupo de pequeñas hadas danzantes. El escritor, engañado en su buena fe, creyó tener pruebas irrefutables, especialmente, una vez que las pequeñas accedieran a un equipo fotográfico de calidad superlativa para la época. Ellas “lograron”  nuevas placas con nuevas hadas. El conjunto total es de cinco fotografías, en una de las cuales, no aparece un hada sino un duende con su ropita típica.

  Pero…

  En 1983 confesó una de las protagonistas que se debió a un juego logrado con montajes elementales, sin embargo, alegó que como vieron que “el juego” tomaba otras dimensiones, decidieron seguir adelante fraguando fotografías de haditas de recortes ensamblados.

  Ya algunas voces de la época habían denunciado el timo supuesto aduciendo que, por ejemplo, en una fotografía, las hadas estaban en la misma pose que unas bailarinas publicadas en un libro, sin dejar de mencionar lo curioso de que hadas y duende tuvieran un peinado al estilo de la época, y que salvo en una toma, las niñas no miraban a los seres feéricos a pesar de que los tenían a mano.

  Lo cierto es que el creador del “inmortal” Holmes pasó su vida tomando el engaño como millares o millones de personas sin haber sido tan perspicaz y agudo como su personaje…


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